Acaba de revelarse la razón por la cual el expresidente Evo Morales exige la renuncia del ministro de gobierno, Eduardo del Castillo. El cocalero no aprueba el proyecto del ministro de lanzar una campaña dirigida a desalentar el consumo de drogas en Bolivia, que el ministro deseaba lanzar.
La campaña iba a repetir el mensaje de Nancy Reagan y su esposo, en los años 80: “Just say no to drugs”. El mensaje del ministro boliviano estaba listo: “Dile no a las drogas”, pero eso le pareció a Morales una muestra de “derechización” del gobierno, porque estaba copiando mensajes del “imperio”.
Ahora, el ex mandatario ha pedido que el presidente Luis Arce “dé explicaciones a las seis federaciones de cocaleros de Chapare”. No al parlamento, sino a los cocaleros que entregan toda su producción (95%) al narcotráfico, según las Naciones Unidas.
Una instancia nueva en el esquema de poder de Bolivia: las seis federaciones de cocaleros pueden pedir explicaciones al presidente.
Por el momento, Morales exige la renuncia, o el cambio inmediato, de Del Castillo, pero Arce no ha dado señales de querer hacerlo, a pesar de que el cocalero le ha pedido formalmente una reunión para tratar ese tema específico.
Ese es el único tema en que Arce no cede ante las presiones de Morales. Del Castillo es un hueso duro de roer, quizá porque tiene el respaldo de la DEA, dice la carta informativa Siglo 21. Por lo que se sospecha que, si Arce decidiera cambiarlo, lo reemplazaría por otro que haga exactamente lo mismo. Y lo mismo es combatir a los narcotraficantes, destruir fábricas de cocaína, detener a los que la trasladan y, sobre todo, dar informaciones sobre el narcotráfico que no solían estar al alcance de los gobernantes bolivianos.
El problema que tienen los cocaleros, y los tiene de muy mal humor, es que el precio de la hoja de coca y de la pasta base (sulfato de cocaína) han caído en el último mes debido a la llegada de la coca y la pasta procedentes de Perú. Este es un problema nuevo, generado después de que Pedro Castillo legalizó en Perú los cocales ilegales de la zona del VRAEM, una región amazónica fronteriza con Bolivia. El tema es que Castillo, el peruano, tomó esa decisión por recomendación de su ídolo: Evo Morales.
También ha decidido Castillo construir un aeropuerto internacional en esa región, aunque ahora ha perdido el impulso debido a las observaciones de los militares peruanos que cumplían funciones de combate al narcotráfico y a la minería ilegal. Otro problema que tienen los cocaleros bolivianos es el virtual monopolio que tiene ahora el PCC brasileño en la exportación de la droga boliviana hacia Europa.
Consideran los cocaleros que ellos se quedan con un porcentaje muy reducido del negocio, algo recurrente en la economía internacional.
Fuente: Infobae