Un multimillonario uruguayo, se posiciona camino a la presidencia

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Después de la austeridad del Pepe Mujica, llegó a la política uruguaya un personaje totalmente opuesto. Se trata de un multimillonario de 37 años, cuya fortuna está estimada en 10.000 millones de dólares. Su nombre es Juan Sartori, precandidato a presidente por el opositor Partido Nacional.

En su extravagante vida fundó el Union Agriculture Group, aunque los negocios que tiene exceden el campo agrario e incluyen rubros como energía, infraestructura, minerales, gas, petróleo y forestación, entre otros. Además, es propietario del club Sunderland de Inglaterra.

En 2015 se casó con la multimillonaria rusa Ekaterina Rybolovleva, hija del dueño del club Mónaco, de la primera división de Francia. La exclusiva boda se realizó en la isla griega de Skorpios, el mismo lugar en el que Aristoteles Onassis contrajo matrimonio con Jacqueline Kennedy, viuda del presidente yanqui asesinado en 1963.

El proyecto político

Pese a las comodidades que los miles de millones de dólares le dan, Sartori quiere incursionar en política, por lo que se afilió al Partido Nacional, con el que dijo que «comparte ideas y valores históricos», para participar de las presidenciales del año próximo y así «contribuir al engrandecimiento» del país.

«Cada uno hace patria a su manera, haga lo que haga. Eso es porque hay etapas distintas en la vida, yo sentía que ese momento de gran empuje empresarial ya era satisfactorio para mí, ya había llegado a su conclusión», contó el multimillonario, quien agregó: «Empecé a preguntarme: ¿Ahora qué sigue, cuál es el próximo desafío con el cual puedo ser útil para mi país y ayudar a los demás?. Empecé a estudiar de qué manera podía hacer algo más útil, más altruista y que tenga impacto en mi país».

Así fue que llegó al mundo político y ahora se prepara para competir en la interna. «Creo que este proyecto tiene muchas chances de éxito y es muy válido, la decisión personal de ser útil a mi país puede tomar muchísimas formas y yo estoy abierto a todo», concluyó.

El Tribuno

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