Un presagio: «Se visualiza en el horizonte del pacífico, una guerra inevitable»

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Por Emilio Javier Sialle: Analista en Comercio Internacional

La isla está rodeada en distintos puntos, tanto marítimos como aéreos. Los ejercicios militares son constantes por parte de Taiwán en represalia al cerrojo del gigante asiático y hay mucho nerviosismo e incertidumbre bilateral entre las partes.

Al terminar la segunda guerra mundial, estalla en China la guerra civil. El ejército Nacional contra el ejército Popular Comunista. Fueron 4 años (1945-1949) de conflictos internos sin tregua y una época triste para Beijing. El saldo de este enfrentamiento arrojó a un triunfador, la actual República Popular China, y a un perdedor, el exiliado gobierno nacionalista.

Este último, sus líderes y un importante porcentaje de la población, se refugió en Formosa (actual isla Taiwanesa).

Luego de un impasse tenso recrudecieron los enfrentamientos entre los años 1954 y 1955. Esta vez, y ya en etapa de guerra fría, EE.UU. brinda su apoyo a Taipéi, y la ex Unión Soviética a su aliado China.

Desde la década del 60 en adelante Washington, ha colaborado sin interrupciones con su aliado Taiwanés. Este cree esencial y fundamental la ubicación de la isla y su ideología dentro del mapa geopolítico mundial.

Hoy

Los pronósticos actuales no son buenos. China y Taiwán se amenazan constantemente entre sí. Los ejércitos de ambos países están preparados para todo. Irán, Corea de Norte y Rusia (en conflicto actual con Ucrania), esperan la jugada del Dragón.

EE. UU, esta vez, está dispuesto a todo. Ir a la guerra e intervenir cuando sea necesario para defender a su aliado.

Mientras Europa no termina de derramar lágrimas; en los mares de Asia, los bombos de batalla empiezan a rugir y sonar más fuerte.

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