Los últimos días de mayo una joven de 24 años se tropezó con un juguete de su sobrina y se cayó al piso. El golpe le causó lesiones leves en una mano y en las costillas y por eso fue a hacerse un control traumatológico al Hospital de General Pacheco. La revisación de rutina se convirtió en una secuencia de terror.
De acuerdo a la denuncia que hizo Natalia primero en la Comisaría de la Mujer y después en la Fiscalía de esa localidad, la atendió un médico de guardia que le pidió unos estudios y le dio un nuevo turno para volver a controlarla unos días después. Según la acusación, en esa segunda visita, sin embargo, el doctor no la revisó en el mismo consultorio sino que la llevó a una sala apartada y vacía dentro del hospital.
Esa primera situación ya le había llamado la atención pero no hizo preguntas. En medio de la consulta ella aprovechó para consultarle si podía recomendarle algún especialista de rodillas por otro problema que tenía y él se ofreció a revisarla. Le pidió que se bajara los pantalones y se acostara en la camilla y ella obedeció sin desconfiar, pero se equivocó.
«Me empezó a hacer masajes, me dijo que me relajara, me tocó la ingle y, sin mediar palabra, me introdujo un dedo en la vagina. No podía creer lo que estaba pasando, me quedé en estado de shock, no pude siquiera reaccionar», relató la joven en un posteo que compartió en la red social Facebook.
El abuso duró al menos media hora y durante todo ese tiempo Natalia, lo reconoce, estuvo en shock.Paralizada. Sin poder reaccionar ni defenderse, hasta que al médico le sonó el celular. Él atendió su teléfono y ella de desbloqueó de golpe. Aprovechó para vestirse de nuevo y salir del lugar.
«Me animé a hablar para que ninguna otra mujer sea sometida por esta bestia», dijo después. Además, remarcó que el sujeto sigue trabajando en el hospital «como si nada» a pesar de la denuncia en su contra.