Dos importantes directivos del Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF es su sigla en inglés), responsable de financiar la vacuna Sputnik V, llegaron a Buenos Aires para mantener reuniones con funcionarios del gobierno argentino. La “comitiva” está integrada por Alexander Zhuravlev, vicepresidente del Fondo, Tagir Sitdekov, director ejecutivo del Fondo, y Natalya Bogush.
Los enviados de Rusia arribaron al país tras una visita a México y Brasil. Todavía no trascendió el contenido de su agenda. De hecho, voceros del Ministerio de Salud no confirmaron el dato, aunque este medio pudo saber que habrá reuniones con funcionarios argentinos para intentar sellar un acuerdo.
El Gobierno anunció hace tres semanas que vendrán 25 millones de dosis (12,5 millones de vacunas) pero todavía no hay nada firmado. Ni siquiera se pagó un adelanto del dinero. Y todavía no se sabe si las dosis para nuestro país vendrán desde India o Corea del Sur.
El 6 de noviembre, luego de hablar por teléfono con el presidente ruso Vladimir Putin, Alberto Fernández consideró que “si todo va bien, a finales de diciembre podrían ser vacunadas unas 10 millones de personas” en la Argentina. Esta semana, durante una entrevista con Marco Enríquez-Ominami, volvió a insistir en esa fecha: “Queremos tratar de vacunar a la mayor cantidad de gente en enero y febrero”.
Con la llegada de los enviados de Putin se espera alcanzar un acuerdo que permita cumplir con los plazos establecidos por el presidente argentino y ejecutar así el cronograma de vacunación que, según aseguró, comenzaría a más tardar en enero de 2021.
Infobae reveló el jueves que el ministro de Salud Ginés González García estuvo la semana pasada en la embajada de Rusia en Buenos Aires para hablar sobre detalles técnicos de la vacuna contra el COVID-19, que todavía está en plena fase III, y la posibilidad de realizar un acuerdo entre ambos Estados. La reunión duró más de tres horas, pero no se difundió de manera oficial. Ni la embajada ni el Gobierno dieron a conocer ese encuentro.
La negociación con los rusos arrancó hace varios meses. Los primeros contactos del Fondo Ruso, que aporta los fondos para la vacuna y se encarga de los acuerdos con los países, fueron con funcionarios del gobierno de la provincia de Buenos Aires y con el laboratorio argentino HLB Pharma, que finalmente quedaría afuera de la negociación. El Gobierno nacional se sumó más tarde y a fines de octubre decidió enviar a dos funcionarias para avanzar con un acuerdo.
La comitiva oficial que viajó a Moscú estuvo integrada por la viceministra de Salud, Carla Vizzotti, y la asesora presidencial Cecilia Nicolini, una politóloga que cuenta con la confianza de Alberto Fernández. Los otros pasajeros eran tres representantes del laboratorio argentino, la mujer del ministro de Salud bonaerense Daniel Gollan, y Mariana de Dios, una joven empresaria santacruceña que tiene un vínculo personal estrecho con la vicepresidenta Cristina Kirchner.
El ministro de Salud se enteró de los detalles de ese viaje recién el 26 de octubre, cuando las dos enviadas del Gobierno se reunieron con el Presidente en la quinta de Olivos.
El acuerdo con los rusos implicaría una serie de cuestiones logísticas. “Todavía no está decidido cómo se van a trasladar las vacunas hasta Ezeiza. Hay pocas compañías en el mundo capacitadas para ese trabajo”, explicó una fuente al tanto de las negociaciones. En el Gobierno argentino también hay un plan para traer pequeñas cantidades en aviones de Aerolíneas Argentinas, tal como ocurrió al comienzo de la pandemia con los productos sanitarios que llegaban desde China.
Con las vacunas en Ezeiza, comenzará otro operativo especial para la distribución local. Por estas horas se evalúa darle esa tarea al Correo Argentino.
Antes de todo eso, la vacuna rusa necesita la aprobación de la ANMAT y luego del Ministerio de Salud, según está previsto en los artículos 8 y 9 de la nueva ley de vacunas.
La vacuna Sputnik V utiliza una tecnología de adenovirus humano de dos vectores diferentes, Ad5 y Ad26, para una primera y una segunda inyección. El 11 de este mes, el Centro Nacional Gamaleya y Fondo de Inversión ruso anunciaron que la vacuna alcanzó un 92% de efectividad en las primeras pruebas de la fase III y que “no hubo eventos adversos inesperados durante los ensayos”.
“El primer registro mundial de la vacuna COVID-19, realizado en Rusia el 11 de agosto bajo el mecanismo de autorización de uso de emergencia, permite a la Federación de Rusia administrar la vacuna fuera de los ensayos clínicos a voluntarios como médicos y otros grupos de alto riesgo. Ensayos realizados con el uso civil de la vacuna en Rusia (que no forman parte de ensayos clínicos) basados en el seguimiento de 10.000 vacunados adicionales confirmaron la eficacia de la vacuna a una tasa superior al 90%”, se informó ese día a través de un comunicado.
Con la visita de los enviados rusos, el Gobierno busca cerrar un acuerdo y apurar el trámite de aprobación.