Una larga espera en la frontera entre México y EEUU

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Los migrantes que llegan a pedir asilo a la frontera de Estados Unidos desde México, como lo harán miles de centroamericanos de una caravana que se acerca a Tijuana, pueden demorar hasta tres meses en ser atendidos en la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense.

El Grupo Beta, que es parte del Instituto Nacional de Migración (INM) de México, entrega diariamente a las 06:30 de la mañana una bitácora a los migrantes para que se organicen entre ellos y se les asigne un número.

De esa manera, se facilita el trabajo para el momento en que las autoridades migratorias estadounidenses solicitan al Grupo Beta personas para que sean entrevistadas y expliquen el motivo por el cual quieren refugio.

Un hombre que salió del estado mexicano de Michoacán hace dos semanas por la violencia que hay en su entidad, Alberto Ayala, explicó a dpa que las personas migrantes tienen que llegar a un acuerdo para escoger quién será el encargado de anotarlos y organizarlos. 

Control. La Patrulla Fronteriza custodia del lado de Estados Unidos.

«Tuvimos que organizarnos nosotros para sacar a las personas que estaban controlando la bitácora ya que nos estaban cobrando 5.000 pesos (unos 250 dólares) para que nos saltáramos diez números», dijo.

En espera

«Fue por eso que los mandamos a la ‘chingada’ (al diablo) y nos quedamos yo y otras dos señoras controlando la bitácora hasta que nos toque irnos, para luego entregarle el control a alguien que no vaya a querer extorsionar», afirmó.

El número que se les asigna lo comparten con otras nueve personas. Actualmente hay 641 números en espera, es decir 6.410 personas, entre mexicanos que quieren emigrar y extranjeros, principalmente centroamericanos, que están en albergues en Tijuana. 

El tiempo de espera puede ser de hasta tres meses, dependiendo del número de personas que sean llamadas cada día por las autoridades de migración norteamericanas a presentar sus casos.

Mientras una caravana de unas 4.000 personas está por llegar y otros 1.600 migrantes de ese grupo ya se encuentran en Tijuana, el jueves fue llamado el número 1.062, que correspondía a una familia de siete integrantes originarios de Michoacán que huyen de la violencia.

Él, junto con su esposa y sus tres hijos de 12, 11 y ocho años, acompañados de su cuñada y una sobrina de dos años, abandonaron sus propiedades por temor de ser asesinados por el crimen organizado.

Diariamente llegan a Tijuana decenas de familias procedentes del interior de México y del extranjero con historias similares a las de Ayala o a la de la familia del número 1.062 dejando todo lo que habían logrado en sus ciudades de origen.

El 11 de noviembre, 75 personas de la comunidad lésbico, gay, bisexual, transexuales e intersexuales (LGBTI), con diez hijos,llegaron a Tijuana como primer contingente de la caravana migratoria.

De acuerdo con el titular de la Comisión Estatal de Atención de Migrantes en Baja California, Rodolfo Olimpo Hernández, en Tijuana hay una presencia permanente de unas 2.000 personas buscando emigrar hacia losEstados Unidos. 

El secretario general de Gobierno, Francisco Rueda Gómez, afirmó en una conferencia de prensa que estiman que los migrantes de la caravana puedan tener que quedarse en Tijuana incluso más de cuatro meses por el endurecimiento de las leyes migratorias de Estados Unidos.

La Unidad Deportiva Benito Juárez, ubicada en el centro de Tijuana, fue habilitada para atender en su máxima capacidad hasta a 3.000 personas.

Rueda Gómez pidió al Gobierno federal reorientar al resto del éxodo centroamericano hacia otras entidades fronterizas, ya que dijo que Baja California está al límite de sus posibilidades de atención.

Además de la caravana mayor, que inició hace un mes su recorrido en Honduras, otros dos contingentes con miles de centroamericanos avanzan también por México con la intención de pedir asilo a Estados Unidos.

DPA

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