Una vocación que nace en el corazón del Poder Judicial al servicio de la comunidad

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Un número importante de empleados descubrieron su verdadera vocación prestando servicios en el Poder Judicial, para lo cual se capacitaron en función de la tarea que cumplían y así lograron consolidarse en su trabajo y superarse en el plano personal.

Uno de esos ejemplos es el Dr. Hugo Emil Silva, quien comenzó su carrera judicial en el primer cargo del escalafón administrativo hasta desempeñarse profesionalmente como Funcionario. Aprobó su ingreso como auxiliar el 15 de julio de 1965, cuando contaba solamente con estudios primarios y su primer destino fue el Juzgado en lo Civil y Comercial de Cuarta Nominación, que estaba a cargo del Dr. Raúl Santucho.

Por aquel entonces, el Presidente del Superior Tribunal de Justicia era el Dr. Anselmo Luna.

Impulsado por su función laboral y animado a seguir creciendo en el escalafón administrativo, sintió la necesidad de cursar el ciclo secundario, por lo que estudiaba en horario nocturno en la Escuela de Comercio Antenor Ferreyra, de la que egresó en 1971.

Pero su proyección iba más lejos. Al año siguiente se inscribió en la Universidad Católica de Santiago del Estero en la carrera de Abogacía la cual transitó en sus primeros pasos con algunas dificultades. Su proyecto se tuvo que postergar hasta 1979 cuando la retomó. A paso firme y constante consiguió su anhelado título de abogado, en diciembre de 1986.

Paralelamente, había ascendido en su carrera judicial y se desempeñaba como Oficial Superior de Primera. Luego de haber acreditado su formación y por su impecable legajo, efectuó reemplazos de Funcionarios hasta que, en 1992, lo designan Secretario en el Juzgado del Crimen de Tercera Nominación.

Su carrera judicial era impecable manifestando un gran sentido de pertenencia y compromiso, entusiasmo que lo llevo a consolidarse laboralmente.

La Intervención Federal de fines de 1993 lo deja fuera del Poder Judicial, pero la entonces Presidente del STJ, Dra. Ángela Ledesma le ofreció el cargo de Defensor de Menores en la ciudad de Las Termas de Río Hondo. En esa tarea se desempeñó hasta mediados de 1995, cuando finaliza la Intervención Federal y los Funcionarios designados por el interventor, Juan Schiaretti, cesaron junto con él porque así lo disponía una norma constitucional.

Silva, hasta esa instancia, contaba con 30 años de servicio y 52 años de edad. “Me jubilaron y de esta forma finaliza mi labor en el Poder Judicial de la Provincia”, rememoró, quien acotó: “Esta decisión me produjo mucha angustia y desazón porque sentía como que no podía continuar mi carrera como Funcionario o Magistrado”.

Asimismo, la docencia y la investigación fueron dos aspectos de su crecimiento profesional, por lo que desde fue profesor auxiliar en la Facultad de Ciencias Económicas de la UCSE e integrante de un grupo de investigación de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, liderado . Con esta Casa de Altos Estudios colaboró ad honorem hasta 1999. Su carrera docente

Posteriormente,  por concurso fue designado jefe de trabajos prácticos hasta 2015, cuando cumplió 70 años y se vio obligado a dejar ese cargo.

Es de distinguir que el empeño que puso en superarse es encomiable y destacado, que supo optimizar las condiciones propias que le ofreció el Poder Judicial posibilitando su crecimiento personal y profesional.

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