El recuerdo del «Maracanazo» de 1950 se metió también en el clima previo al clásico del Río de la Plata que protagonizarán, precisamente el sábado, las selecciones de fútbol de Uruguay y Argentina.
Aquella hazaña quedó registrada como un hito del fútbol mundial, porque los uruguayos vencieron a Brasil por 2-1 en el estadio Maracaná de Río de Janeiro y se quedaron con el título mundial que los anfitriones creían asegurado.
El 16 de julio de 1950 pasó a estar entre los días más tristes que recuerda el fútbol brasileño, pero es una de las fechas más gloriosas para el fútbol uruguayo, que había sido campeón olímpico en 1924 y 1928 y campeón mundial en 1930, en el primer torneo que organizó la FIFA y que se jugó en Montevideo.
Pasaron 61 años de aquella hazaña y aunque los protagonistas son otros, el espíritu es similar. Argentina llega como favorito, con el mejor jugador del mundo en el equipo (Lionel Messi), juega en casa y tiene la obligación de ganar para seguir en carrera. Una derrota sería una catástrofe.
Pasaron casi 100 años desde los primeros enfrentamientos oficiales entre las selecciones de los dos países, que protagonizaron la final del Mundial de 1930 en Montevideo, cuando Uruguay obtuvo su primer título.
En la Copa América han jugado 29 partidos con 13 victorias para cada uno y tres empates. Uruguay suma 40 goles y Argentina 35. Además, ambos suman 14 coronas.
La victoria más recordada de Uruguay en los últimos años ante su vecino fue la de la semifinal de la Copa América de 1987 en Buenos Aires, cuando le ganó al equipo argentino liderado por Diego Maradona. El recordado gol fue del delantero Antonio Alzamendi, que brilló en Independiente y River Plate.
El partido del sábado en Santa Fe «es tan difícil como motivante para nosotros los uruguayos», dice el técnico celeste, Oscar Tabárez. «Descuento que será dificilísimo», agregó.
Siempre aflora una rebeldía propia de quien sabe que es territorialmente más chico, tiene menos recursos, menor infraestructura y también menor peso en instancias de decisión, cuestiones todas que, en opinión de los uruguayos, también influyen en el deporte.
Tabárez resume su posición con el ejemplo de una película que vio esta semana en la televisión. «El protagonista dijo que la terquedad se inventó para los que quieren ser mejores en algo. Y creo que a nosotros los uruguayos nos viene bien eso. Hace mucho que no le ganamos a Argentina. Somos tercos. Vamos a tratar de jugar el partido con lo que tenemos y poniendo todo para conseguir un resultado positivo».
A Uruguay le gustan estos desafíos y evita que lo consideren candidato. De allí la confianza en obtener un buen resultado y dar la gran sorpresa de eliminar al dueño de casa, como ocurrió el 16 de julio de 1950 en Río de Janeiro.