Un amigo italiano del Papa, que lo conoce desde los tiempos en que venía con su pequeña maleta a Santa Marta a participar de los cónclaves vaticanos, le confesó a Infobae que también en la sede central de la Iglesia Católica Romana se debate acerca de las verdadera razones por las cuales Francisco no quiere visitar su propio país, el que dejó hace casi cinco años. Y arriesgó una hipótesis: «Bergoglio es un hombre que hizo carne la figura de Jesucristo, que nunca volvió a Nazareth porque es allí donde jamás fue comprendido su evangelio».
En efecto, según Lucas 4:24, Jesús dijo: «En verdad os digo, que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra». Y Juan 7:1-5 contó que «Jesús andaba por Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos procuraban matarle. 5. Porque ni aún sus hermanos creían en El», a pesar de que creció en Nazareth, al punto que allí nunca pudo hacer milagros.
¿Cuál sería el milagro que podría realizar en Argentina? Algo que varias veces Francisco manifestó es su preocupación por la manera en la que está dividida la sociedad, la grieta. Y, por alguna razón, teme que su presencia en su país, lejos de curar esa herida, la ahonde. Si esto fuera así, si el Papa estuviera convencido de que nunca será profeta en su tierra, eso quiere decir que nunca viajará a la Argentina. Y, según la visión de este amigo, tal vez en la vida del Hijo de Dios estén las claves de la incomprensión que provoca entre quienes más lo conocen.
«Francisco no es un teólogo, pero fue un gran lector de los Santos Evangelios donde, entre otros aspectos, se puede ver que se ocupaba especialmente de predicar entre los más marginales de la sociedad de su tiempo, los más repudiados por las clases medias (fariseos) y acomodadas (saduceos), como en su propio lugar conocían a esas personas que él integraba, no era aceptado ni comprendido», agregó.
En igual sentido, para comprender por qué recibió con especial afecto -por ejemplo- a Hebe de Bonafini , que pasó años despotricando contra la figura de Bergoglio, debería leerse la parábola del hijo pródigo. Así, el que siempre cumplió con sus obligaciones no generó en Jesús ninguna satisfacción en especial, ya que hizo lo que debía. Por el contrario, la conversión de los descarriados, el regreso del alejado de la voluntad del Padre, es lo que generó en Él un sentimiento de misericordia y enorme alegría.
Los expertos en la lectura del Nuevo Testamento dicen que esa parábola muestra no solo la importancia de la conversión, sino también «el pecado de la soberbia», que aún puede inundar a quienes profesan la fe cristiana y cumplen sus ritos y liturgias, pero igual carecen del sentimiento de la misericordia e insisten en juzgar a los demás.
Según esta interpretación, «lo único que no se puede hacer con el Papa es leerlo en clave política, sino espiritual, algo que no es fácil, pero es lo único que va a permitir entenderlo un poco más». De todos modos, reconoció que entre quienes rodean a Francisco la incógnita acerca de por qué no quiere visitar su país es inevitable y hay quienes simplemente piensan que «tal vez no quiera ir porque, en definitiva, teme que sea su despedida para siempre del lugar que lo vio nacer».