«Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a la creación»

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Por Facundo Gallego. Especial para LA BANDA DIARIO

1. Oración inicial

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Señor Jesús, que has entregado la vida en la Cruz para el perdón de los pecados, y has resucitado para darnos la Vida Eterna junto al Padre, concédeme hoy la apertura de corazón y de espíritu. Que tu Madre, la Virgen María, interceda por mí y me alcance
la alegría de la Resurrección. Amén.

2. Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Marcos (16,9-15)

Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios. Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban.

Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron. Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado. Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron. En seguida, se apareció a los Once mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado. Entonces les dijo: «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. »

3. Meditación

En estos días hemos venido contemplando las apariciones de Jesús durante ese Domingo de Resurrección. Por eso, hemos celebrado “un gran domingo”, al que hemos llamado octava, y que finalizará mañana con el Domingo de la Divina Misericordia.

El Evangelio de hoy es una síntesis de todo lo sucedido ese día: Jesús resucitó, se apareció a María Magdalena, le encargó que anunciara la Resurrección, pero los Once no le creyeron. Luego, se apareció a dos discípulos, a los que Lucas llamará “de Emaús”, porque iban caminando hacia ese poblado cuando Jesús los acompañó en el camino. Pero los Once tampoco creyeron.

A la hora de la cena, se apareció a los Once, y “les echó en cara su incredulidad”. Bastante duro, pero justo, verdadero y liberador: muchas veces nosotros, bautizados en la muerte de Cristo y renacidos por Él a una vida nueva, también tenemos nuestros arranques de duda y cerrazón a la obra de Dios en nuestras vidas. No es cuestión de alarmarse, sino de pedirle ayuda y comenzar nuevamente: “Señor, aumenta mi fe”.

Sin embargo, no basta solamente con una experiencia con Jesús que me la pueda guardar para mí: es necesario llevar el Evangelio a toda la creación. No podemos comprendernos como cristianos bautizados si no nos vemos también como misioneros de la Palabra, llevándola en nuestra boca y en nuestras acciones; pero sobre todo en el corazón.

Por eso, somos discípulos-misioneros; bautizados y enviados. ¿Cómo puedo
vivir esto en mi vida cotidiana?

4. Comunión espiritual

Señor, creo que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Deseo ardientemente poder recibirte, pero como no puedo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno en todo a ti. No permitas que jamás me separe de ti. Amén .

5. Oración final

Señor, te doy gracias por este momento de oración que me has permitido tener en tu presencia. Concédeme la paz al corazón, dame la gracia de poder anunciar tu Palabra en mi vida cotidiana. Protege mi familia, mis amigos, la Iglesia y todo el mundo. Defiéndenos del avance del coronavirus, da la salud a los enfermos y el eterno descanso a los difuntos.

Amén.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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