La crisis en Venezuela toca niveles cada vez más dramáticos, con nuevos componentes que agravan la situación a lo largo del país, con efectos especialmente graves en la seguridad alimentaria y la atención de salud.
Susana Raffalli, nutricionista y activista de Derechos Humanos en la ONG Cáritas Venezuela, explicó que Venezuela sufre “la suma de cinco crisis humanitarias”. Además del profundo colapso político, económico y social, agravado en los últimos años, el país enfrenta sanciones internacionales, la pandemia de coronavirus, los efectos sociales del retorno de miles de migrantes de países de la región (calificados como “armas biológicas” por miembros del régimen) y la emergencia por el fenómeno climático de La Niña, que se ha consolidado y suele traer lluvias posiblemente devastadoras.
“Solo una de estas crisis es suficientemente severa, ahora las tenemos juntas, afectándonos simultáneamente”, lamentó Raffalli, en una presentación organizada por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), un think tank con sede en Washington.
Con respecto a la pandemia de coronavirus, manifestó: “Todavía no hemos visto el pico, pero tenemos miedo. Venezuela es el peor país (de la región) en términos de pruebas de PCR. La situación es peor de lo que podemos imaginar”. El Covid-19 ya dejó al menos 163 víctimas fatales entre el personal médico, según datos actualizados hasta el domingo, en un sistema sanitario que ya estaba en crisis por la migración de profesionales a otros países.
Sobre este tema, Feliciano Reyna, presidente y fundador de la ONG Acción Solidaria, destacó que la proyección de casos realizada por la Academia de Física, Matemática y Ciencias Naturales arroja un estimado actual 4.000 casos y 200 nuevas muertes por día, cifras que multiplican largamente las cifras reconocidas oficialmente por el régimen chavista (en torno a 1.000 contagios y menos de 10 fallecidos cada jornada). Los expertos calculan que la pandemia en el país podría alcanzar a unos 14.000 infecciones nuevas cada día, en caso no bajar la tasa de transmisión.
El activista, además, destacó un reporte que señalaba a Venezuela dentro de los 20 países peor preparados frente a una emergencia sanitaria.
Reyna también remarcó la grave situación nutricional de la población. Según repasó, un informe previo a la pandemia indicaba que el 60% de los venezolanos estaba en el menor margen de la seguridad alimentaria, en riesgo de caer por debajo de la línea mínima en caso de cualquier alteración negativa económica.
“Desde la perspectiva de nutrición, pasarán al menos 20 años para recuperarse de los niveles previos en la población infantil”, advirtió Raffalli, aclarando que la situación no puede resolverse únicamente con reparto de comida, al ser un problema estructural que requiere un abordaje integral. “Esto no es negociable, no se puede esperar a una solución política. Hay que sacar a los objetivos humanitarios de la agenda de diálogo político”.
El líder de Acción Solidaria destacó la importancia de mantener el apoyo económico de la diáspora venezolana, fundamental para las organizaciones locales, y consideró que las sanciones internacionales dirigidas a individuos son el camino correcto, ya que los presionan a negociar, mientras que las sanciones sectoriales pueden afectar a la población.
Infobae