El verano de «Lucifer»: una ola de calor extremo sofoca a los europeos

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Los meteorólogos concuerdan: la ola de calor que azota desde hace días a Europa es poco común. Los franceses, italianos y españoles que no encuentran alivio para el calor sofocante ya le han puesto un nombre más que adecuado al fenómeno: lo llaman «Lucifer».

La canícula hizo que las temperaturas alcanzaran niveles récord durante varios días, con un saldo de al menos dos muertos, incendios y malhumor generalizado entre la población. En Francia, la gente acude a las fuentes ornamentales de la ciudad para refrescarse un poco o sumergirse directamente. En Belgrado los grupos defensores de los derechos de los animales hicieron un llamado a la ciudadanía para que dejen recipientes con agua frente a los edificios para los perros callejeros, sobre todo cerca de los parques públicos.

Durante este verano boreal, las altas temperaturas también castigaron a regiones de Estados Unidos y a países de Asia, como Paquistán, donde la canícula de este año también llevó a la gente a hablar de un «infierno en la tierra». Los expertos dicen que todo es parte de una misma tendencia: los veranos en general son cada vez más calurosos. Así se vive la ola de calor en Europa:

Chicles derretidos
Para Italia, la bendición del sol se ha convertido en maldición. En los últimos días, las temperaturas superaron sistemáticamente los 38 grados, con ríos y ojos de agua que se secan y campos que se incendian. Los italianos están literalmente que arden. Los agricultores lamentan más de 1000 millones de dólares en pérdidas por la sequía y los campos quemados. Los bomberos no dan abasto. Los chicles se derriten dentro del paquete.

En Roma, la canícula coincidió con el colapso de los servicios públicos, incluido el transporte. Los vecinos más ancianos de la ciudad se apiñan bajo la sombra de las paradas de colectivos, a la espera de un servicio que tal vez no llegue.

En los tranvías que no cuentan con aire acondicionado, las mujeres abanican a sus hijos bañados en sudor. (En Italia, el aire acondicionado es considerado, incluso por médicos que atienden en consultorios no refrigerados, una fuerza nociva y antinatural, responsable de contracturas de cuello, problemas respiratorios y cualquier otra cosa que no sea fácilmente diagnosticable. Los taxistas se niegan a encenderlo como una forma de contribución a la salud pública.) Los italianos que tienen la posibilidad de hacerlo huyeron a la costa.

Trenes a paso de hombre
La semana pasada, dos personas murieron en Rumania a causa de la ola de calor: un hombre de 45 años que trabajaba en un campo en el noreste del país y un hombre de 60 años de la costa del mar Negro. En Bucarest, el gobierno pidió a la población que no salga a la calle durante las horas de mayor temperatura. En el fin de semana, se prohibió el tránsito de camiones por las principales autopistas. A causa del calor, también los trenes marchan más lento que de costumbre, incluso para Rumania.

En el sur de Serbia, el calor llegó a ser tan intenso que se curvaron los rieles del tren y el servicio debió ser suspendido. En Eslovenia, que abraza el extremo oriental de los Alpes, el centro de esquí de Vogel vivió el miércoles la primera «noche tropical» de su historia: por primera vez a esa altitud de 1500 metros la temperatura no descendió por debajo de los 20 grados.

España agobiada
Durante el fin de semana, casi la mitad del territorio español estuvo bajo alerta por la ola de calor, y los meteorólogos pronosticaban máximas de hasta 44 grados. En la ciudad de Córdoba, el viernes por la tarde la temperatura alcanzó los 45 grados. Sin embargo, no se reportaron incidentes, y las temperaturas son levemente inferiores a las que se registraron en España a mediados de julio, cuando alcanzaron un récord de 47,2 grados en esa misma ciudad.

Nada de alcohol
El Ministerio de Salud de Belgrado les sugirió a los vecinos una simple lista de medidas para combatir el calor:

-Si no tiene aire acondicionado, cubra las ventanas con toallas mojadas.

-Evite el ejercicio físico.

-Evite el alcohol.

Ni de noche hay alivio
La canícula que azotó el sudeste de Francia durante toda la semana hizo aumentar los niveles de contaminación ambiental. En pleno recambio vacacional y con las rutas llenas de turistas, las autoridades también emitieron un comunicado con consejos para una buena hidratación y otras medidas de prevención. La isla de Córcega se llevó la peor parte. Los habitantes de la aldea de Marignana no tuvieron respiro ni durante la noche: entre el lunes y el martes, la temperatura no bajó de los 30 grados. El miércoles, el proveedor nacional de electricidad de Francia anunció que la noche anterior se había registrado el récord de consumo de energía en la isla.

La riviera francesa tampoco la sacó barata, especialmente tierra adentro. El martes, en Puget-Théniers, una aldea unos 40 kilómetros al noroeste de Nice, en el departamento de los Alpes Marítimos, el servicio meteorológico nacional registró un récord de 40 grados.

En varias zonas del vecino departamento de los Alpes de Alta Provenza, las autoridades locales prohibieron el riego de tierras y jardines, así como el llenado de piletas entre las 11 y las 18.

En el puerto de Marsella, la municipalidad contrató a una decena de estudiantes para que llamen o visiten a los adultos mayores y comprueben su estado de salud, una medida de verano que arrancó en 2003, después de una canícula que fue particularmente fatal para muchos ancianos.

Literalmente en llamas
En muchas partes de Europa, el verano es sinónimo de inicio de una temporada peligrosamente seca. En junio, en Portugal, un incendio forestal arrasador se cobró la vida de muchas personas y obligó a muchas otras a abandonar sus hogares. Y en julio, los fuegos obligaron a evacuar a más de 20.000 personas en el sur de Francia. El viernes por la mañana, un incendio en la isla griega de Kythira produjo cortes de electricidad y obligó a evacuar a la población.

Granizo gigante
Las autoridades polacas vienen advirtiendo sobre un posible colapso del suministro eléctrico, ya que el martes pasado se registró un récord de consumo para los meses de verano: 23,82 gigavatios. En el este y el sudeste de Polonia, durante el pico de calor, las autoridades locales dictaron en asueto para la administración pública.

La canícula también trajo aparejados otros trastornos climáticos, como fuertes tormentas eléctricas con remolinos y una lluvia de granizo del tamaño de pelotas de tenis, que causó heridos en todo el país.

La Nación

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