Gran Premio de Fórmula 1 en el que rueda Max Verstappen, victoria segura para el vigente campeón de mundo. Rara vez se incumple esta máxima, y menos en el Mundial de 2023, en el que no hay manera de que la fiabilidad a prueba de bombas de Red Bull salte por los aires. Los problemas no van con la escudería austríaca, que sumó un nuevo triunfo más en Hungría, en un campeonato que sigue hecho a su medida. Lando Norris fue el héroe del día, al ser capaz de situar su McLaren entre el ganador y Checo Pérez, tercero. Carlos Sainz, octavo, y Fernando Alonso, noveno, quedaron relegados a la cola del Top 10.
A Lewis Hamilton le duró un parpadeo el primer puesto. Tan mala fue su salida en Hungaroring que no tardó en hacer uso de la radio para pedir perdón por lo ocurrido a Mercedes. Todo lo contrario ocurrió en el caso de Sainz. En una maniobra digna del Smooth Operator que tanto le gusta canturrear, el madrileño ganó cinco puestos con su Ferrari para pasar de la undécima a la sexta plaza. Mucho menor fue la ganancia de Alonso: del octavo al séptimo lugar, con el regalo envenenado de tener que aguantar las embestidas de Checo Pérez durante las primeras vueltas, en las que los Alpine tuvieron que rendirse tras un toque entre ambos.
Desde luego, las estrategias de equipo fueron lo más interesante de la prueba. La de Ferrari, con Sainz y Charles Leclerc de por medio, tampoco pasó desapercibida: una parada especialmente lenta del monegasco benefició al español. Quien, por otro lado, no parece recibir especial atención de su escudería a pesar de mostrarse más rápido que su compañero prácticamente en todo momento. Así quedó demostrado en las vueltas 44 y 45: Leclerc realizó su segunda entrada en el garaje justo antes que Sainz y el undercut fue un hecho.
En Aston Martin, al contrario, el fuego amigo tiene mucho más de amistoso que de incendiario: cuando Lance Stroll estaba por detrás de Alonso y este último vino más rápido, el canadiense le dejó pasar sin mayor inconveniente. El podio, ya lo avisó Magic en la previa, no era una opción. En la mesa de honor sólo estaban sentados, como el sábado, los Red Bull, McLaren y si acaso Hamilton, que pudo recomponerse de su mala salida.
La emoción, a cargo de Pérez y Hamilton
De adelantamiento en adelantamiento, Checo se colocó tercero poniendo toda la carne en el asador. Una vez amarrado el doblete de Red Bull en las posiciones de cabeza, arrebatarles ese privilegio ya no fue una opción. Lo cual no quitó para que Hamilton tirase de orgullo en el tramo final y acabase superando a Piastri para ser cuarto.
El mexicano y el británico fueron los grandes animadores de un cotarro realmente plano. Una vez que las guerras internas de algunas marcas cesaron, la calma chicha no pudo ser más tediosa. Los españoles tuvieron que conformarse con la zona de la tabla en la que ya convivieron en la qualy. No quedó otra ante el mayor empuje de McLaren y Mercedes, cuya mejoría de prestaciones, ya no cabe ninguna duda, ha llegado para quedarse.
Sainz tuvo que rendirse ante la evidencia a cinco vueltas para la conclusión, cuando Russell se puso séptimo a su costa. Los Ferrari llegaron a la bandera a cuadros pidiendo la hora, con Leclerc dando gracias de no correr la misma suerte que el otro bólido rojo. Llegado el ecuador del curso, está claro que hay nuevos actores en la lucha por las migajas. Porque eso es lo único que, hasta la fecha y sin visos de que la situación cambie, concede Red Bull al resto en el Gran Circo.
Fuente Infobae