Víctimas de abuso clerical consideraron que la cumbre de obispos que concluyó hoy en Roma debe servir para que «los estados nacionales tomen acciones concretas para defender a su población de los agentes del Vaticano que abusan de niños y jóvenes», al tiempo que cuestionaron por «tardío» y «adultocéntrico» al encuentro.
«El Vaticano reconoció oficialmente en su discurso y documentos que existe el abuso, que hay una violación sistemática de los derechos humanos al interior de la Iglesia que ellos han encubierto, y esto es un punto de partida para que la ONU y los estados nacionales tomen acciones concretas para defender a su población de los agentes vaticanos que han estado por décadas abusando de niños y jóvenes en distintos países», dijo a Télam Eneas Espinoza.
Espinoza, quien sufrió abuso por parte de sacerdotes marianistas en Chile en los años ’70, pero vive desde hace 12 años en la Argentina, calificó como «cortina de humo» a la reunión, cuyo programa de medidas «llegan demasiado tarde».
«Esto es una cumbre de encubridores, no son blancas palomas que acaban de enterarse de los abusos, y están tratando de emborracharnos con una cortina de humo para que parezca como que ocurrió algo cuando en la práctica no están anunciando ninguna medida concreta», dijo.
Este integrante de la organización internacional Ending Clergy Abuse (ECA), aseguró que la más urgente y primera acción que debiera adoptar la Iglesia es «transparentar quiénes son los delincuentes sexuales y sus encubridores y entregar toda la información a la justicia ordinaria de cada país»
Sebastián Quattromo, cofundador de Adultxs por los derechos de la infancia, consideró que el «acontecimiento gestual» que representa la cumbre debe ser considerado «un signo más del gran avance público y colectivo de las luchas que venimos llevando adelante las víctimas desde hace muchos años»
«Son estos contextos los que obligan a las máximas jerarquías a no tener otro margen más que tratar la situación y dar respuestas», dijo.
No obstante Quattromo advirtió sobre una «clara limitación» que la Iglesia tiene en su propia «estructura jerárquica y sistema de poder» de corte «patriarcal y machista», lo cual se puso de manifiesto en una cumbre podría que considerarse «adultocéntrica».
«Lo que vemos desde afuera es que el cónclave estuvo circunscripto a un conjunto de varones adultos mayores preocupados por cómo se deben denunciar o investigar estos casos y porque no haya calumnias. Se miran el ombligo entre adultos cuando el eje tiene que ser la infancia y el modo de vinculación que permite que un adulto abuse de un niño, con el descomunal abuso de poder que esto implica», dijo.
Ambas víctimas de abusos de parte de los sacerdotes cuestionaron, además, que el Papa y las demás autoridades eclesiáticas sigan sin recibir a las organizaciones de víctimas.
Télam