A cinco meses de la desaparición del submarino ARA San Juan, con sus 44 tripulantes a bordo, y en medio de las filtraciones acerca de supuestas misiones encubiertas de la Armada, el ministro de Defensa, Oscar Aguad, reconoció ante la Comisión Bicameral del Congreso que el Ejecutivo recurrió a iniciativas no protocolares en su infructuosa búsqueda de la nave. Sorprendió, entonces, con una revelación insólita: “Subimos a videntes en los barcos y fuimos a buscar a otras zonas”.
Llamó la atención también que el funcionario se negara a jurar antes de comenzar su exposición: “No necesito jurar para decir la verdad”, se excusó.
Ávido para negar, el ministro desmintió que el submarino haya estado a pocos kilómetros de las Islas Malvinas, tal como había señalado en su momento el jefe de Gabinete, Marcos Peña. En una línea similar, Aguad defendió que “el barco estaba en condiciones de navegar” y que el submarino era “el arma más moderna”, pese a que jornadas atrás, el exjefe de la Armada, Marcelo Srur, dijo lo contrario: “No estaba en condiciones”.
Molestos y dolidos, fueron varios los familiares que ayer le recordaron al ministro que “el cargo le queda grande”.
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