Las protestas pacíficas en el Líbano en contra del Gobierno se han vuelto violentas durante este fin de semana con la intervención de militantes del grupo terrorista Hezbollah. Una veintena de personas resultaron heridas en los incidentes que se sucedieron el domingo hasta la madrugada de este lunes, en un día en el que se preveía el nombramiento del nuevo primer ministro, pero las consultas fueron suspendidas.
La Defensa Civil libanesa reportó que habían trasladado a “20 heridos a los hospitales de la región para recibir tratamiento médico”, mientras al menos 72 fueron atendidos en el lugar de las protestas, en el centro de Beirut, incluido un fotógrafo.
Los equipos de la Cruz Roja, por su parte, llevaron a cuatro personas a los hospitales de la región por los choques que comenzaron el domingo por la tarde y duraron hasta la madrugada, en la que las fuerzas del orden lanzaron gases lacrimógenos e hicieron uso de cañones de agua para dispersar a los manifestantes, que comenzaron a lanzar petardos.
Los grupos de manifestantes también se enfrentaron por las divergencias políticas y algunos acabaron prendiendo fuego a algunas tiendas de campaña erigidas en la plaza de los Mártires, epicentro de las protestas que comenzaron el pasado 17 de octubre en el país.
Human Rights Watch (HRW) y medios locales identificaron a los manifestantes que provocaron los choques como seguidores de los grupos chiítas Hezbollah y Amal.
“Partidarios de Hezbollah y Amal intentan atacar a los manifestantes. Los manifestantes se mantienen firmes y el Ejército aleja a aquellos que están en contra de ellos”, aseguró en su cuenta de Twitter Aya Majzoub, investigadora para el Líbano para HRW.
Tanto Amal como Hezbollah no se han pronunciado respecto a los sucesos de estas dos últimas noches, los episodios más violentos desde el inicio de las protestas, aunque se han sucedido escenas similares durante los más de 60 días de movilizaciones.
El pasado viernes, el líder de Hezbollah, Hasan Nasralá, justificó en un discurso televisado que la “provocación” lleva a que “se descontrole” la situación, aunque pidió “paciencia” a sus seguidores.
Por su parte, las fuerzas de seguridad libanesas denuncian la presencia de “infiltrados” en las protestas que “provocan a las unidades antes del inicio de la dispersión”.
En la noche anterior una situación similar llevó a la respuesta de la policía con “excesiva fuerza”, tal y como denunciaron ONG, contra los manifestantes, lo que dejó también decenas de heridos.
La ministra de Interior libanesa, Raya al Hassan, ordenó una investigación interna en el cuerpo de las fuerzas del orden por la actuación de esa noche.
Hezbollah, que es parte del gobierno que renunció, ha dejado de lado repetidamente la idea de un gabinete compuesto exclusivamente por tecnócratas.
Las consultas parlamentarias para tratar de formar un nuevo gobierno libanés fueron suspendidas este lunes por segunda vez en una semana, en un marco de crecientes tensiones y disturbios.
El Líbano ha estado viviendo durante dos meses al ritmo de un movimiento de protesta sin precedentes contra toda la clase política, a la que los manifestantes acusan de corrupción e incompetencia, que llevó a renunciar al primer ministro Saad Hariri el 29 de octubre.
Desde entonces los partidos políticos han intentado negociar la formación de un nuevo gobierno, para consternación de los manifestantes que exigen una administración formada únicamente por técnicos ajenos a los partidos que han gobernado el país.
Mientras tanto la situación socioeconómica continúa deteriorándose en este país muy endeudado y con un tercio de la población por debajo del umbral de pobreza.