«Vuelve a tu casa, tu hijo vive»

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Por Facundo Gallego, especial para LA BANDA DIARIO

Lunes IV de Cuaresma

Oración inicial

Señor Jesús, te doy gracias por el amor y la vida que nos regalas a cada instante con tu presencia. En estos días de cuaresma, queremos pedirte perdón por nuestros pecados, y suplicarte que nos aumentes la fe, para que siempre nos guiemos en esta vida con santidad y podamos llegar a la felicidad eterna. Amén.

  1. Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan (4,46-54)

Jesús fue otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, que tenía su hijo enfermo en Cafarnaúm. Cuando supo que Jesús había llegado de Judea y se encontraba en Galilea, fue a verlo y le suplicó que bajara a curar a su hijo moribundo. Jesús le dijo: «Si no ven signos y prodigios, ustedes no creen». El funcionario le respondió: «Señor, baja antes que mi hijo se muera». «Vuelve a tu casa, tu hijo vive», le dijo Jesús. El hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.

Mientras descendía, le salieron al encuentro sus servidores y la anunciaron que su hijo vivía. El les preguntó a qué hora se había sentido mejor. «Ayer, a la una de la tarde, se le fue la fiebre», le respondieron. El padre recordó que era la misma hora en que Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Y entonces creyó él y toda su familia. Este fue el segundo signo que hizo Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.

Palabra del Señor 

  1. Meditación

Luego de haber convertido a los primeros samaritanos, Jesús camina más al norte, hasta llegar a Galilea, su provincia natal. Allí, se dirigió a un pueblo llamado Caná, donde ya había hecho el primer milagro por intercesión amorosa de la Virgen María. Allí, un funcionario real se le acerca y le pide encarecidamente que lo acompañara hasta Cafarnaúm, para curar a su hijo enfermo.

Esta escena es una muestra de una confianza en la Palabra de Cristo. Viendo que muchos lo seguían solamente porque hacía milagros y prodigios vistosos, llegó a probar en la fe sencilla a este hombre desesperado por la inminencia de la muerte de su hijo. Por eso, le dijo: “Vuelve a tu casa, tu hijo vive”, como diciendo: “No hace falta que vaya, Yo lo digo y así se va a hacer: tu hijo no morirá, está sano.”

El funcionario real puso su fe en el Señor: “El hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino”. Así, al llegar, los sirvientes le dijeron que se había recuperado su niño, exactamente a la misma hora en la que se había encontrado con Jesús unos kilómetros más arriba en Galilea.

  1. Oración de petición

Señor, te agradezco por tu Palabra, que siempre viene a iluminar nuestro camino. Hoy, quiero renovar mi fe en ella, pues ha salido de tu boca y ha llegado a mi corazón para transformarlo. Yo creo, Señor, pero aumenta mi fe.

  1. Comunión espiritual

Señor Jesucristo, que te haces presente en el Santísimo Sacramento del Altar cada vez que se celebra la Misa, mira compasivo mi imposibilidad de asistir hoy al Santo Sacrificio; mira a tu Iglesia que tanto anhela recibir el Pan de Vida en la Palabra  y en la Eucaristía. Quisiera hoy poder recibirte, Señor, pero como no puedo hacerlo, te pido que vengas espiritualmente a mi corazón.

Alimenta mi deseo de poder estar contigo, de recibirte en la Misa y poder entregarte a mis hermanos. Tú, que vives y reinas y nos amas, por los siglos de los siglos. Amén.

  1. Oración final

Señor, hoy el mundo está enfermo y necesita de vos. No desampares a tus hijos, no abandones a tu pueblo. Danos confianza en tu palabra, para que podamos depositar en Vos nuestra esperanza. Protégenos a todos nosotros del avance del coronavirus, y que la protección y el amor de María Santísima nos cuiden ahora y siempre. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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