Wikileaks desnuda otra vez la campaña de Hillary, que denuncia espionaje

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Al mismo tiempo que la campaña oficialista intentaba bajarle el tono a la divulgación de conversaciones incómodas, algunas reveladoras y otras sólo políticamente incorrectas, en Miami, Clinton y el ex vicepresidente de su esposo, Al Gore, desembarcaron para dar un impulso al último día para registrarse en el padrón del estado calve de Florida.

La aparición de Gore, premio Nobel de la Paz por su trabajo para concientizar sobre el cambio climático, es parte del esfuerzo del oficialismo demócrata de ganar el apoyo de los llamados «millenials», es decir, los jóvenes que nacieron en las décadas de los 80s y 90s. Muchos de ellos son declarados ambientalistas.

Gran parte de este sector demográfico apoyó a Bernie Sanders en las internas demócratas, y Clinton está teniendo dificultades para convencerlos.

«Hillary convertirá en una de sus máximas prioridades nacionales la resolución de la crisis climática», prometió Gore desde el escenario en el Miami Dade College, y rápidamente agregó que el candidato republicano, Donald Trump, «nos llevará a una catástrofe climática, si nos basamos en las ideas que presentó hasta ahora», según la cadena de noticias CNN.

Pero mientras Clinton intentaba conquistar a los indecisos más jóvenes para reforzar su ventaja de dos dígitos en las encuestas, su equipo de campaña buscaba desviar la atención de los nuevos emails filtrados por WikiLeaks denunciando, con un énfasis y un tono exasperado poco común, que el hackeo fue resultado de un acto de espionaje ruso.

«Es absolutamente desagradable que la campaña de Trump esté celebrando una filtración diseñada por (el presidente ruso) Vladimir Putin para interferir en esta elección, y esto sucede después de que Donald Trump propuso otros espionajes hace unos meses», se quejó el vocero de la campaña de Clinton, Glen Caplin, en un comunicado a la prensa.

«Debería preocuparle a cada estadounidense que Rusia esté dispuesta a cometer este tipo de actos hostiles para ayudar a Donald Trump a convertirse en el presidente de Estados Unidos», agregó, dejando de lado su tradicional diplomacia y moderación.

En junio pasado, justo después que el gobierno de Barack Obama acusó a Rusia de estar detrás de un masivo hackeo de la cúpula del Partido Demócrata, WikiLeaks divulgó la primera tanda de emails de la campaña. Como la cuenta interferida fue la de John Podesta, el director del equipo de Clinton, la filtración se conoció como Podesta.

Anoche WikiLeaks publicó la segunda tanda de los emails Podesta, y la reacción de Brian Fallon, otro de los voceros de Clinton, fue inmediata. En plena madrugada, lanzó una ola de tuits agresivos contra WikiLeaks, la organización dirigida por Julian Assange, hoy asilado en la embajada ecuatoriana en Londres.

«@wikileaks ustedes son son una organización mediática. Ustedes son el brazo propagandístico del gobierno ruso y están interfiriendo en favor de su candidato, Trump», fue uno de sus tantos tuits.

Los emails, cuya publicación provocó tanta ira en el campo oficialista, no revelan ilegalidades ni grandes escándalos.
Se puede leer cómo un histórico asesor de confianza del ex presidente Bill Clinton califica como «niña consentida» a la hija de Clinton, Chelsea; o cómo la candidata fue entrenada para sonreír más en los actos o usar determinadas frases como «el estadounidense de a pie».

Otros emails son más relevantes porque exponen las incoherencias o, directamente, las contradicciones de Clinton.

Por ejemplo, algunos emails reproducen parte de los discursos que Clinton ofreció en conferencias pagas a bancos y otras instituciones financieras de Wall Street. La candidata se había negado a hacerlos públicos y ahora es evidente por qué: sus posturas de libre mercado y fronteras abiertas contradicen mucho de sus promesas de campaña.

Otro email, en tanto, revela que Clinton, lejos de la cámaras, está convencida de que «los gobiernos de Qatar y Arabia Saudita (…) proveen apoyo financiero y logístico clandestino a ISIL (acrónimo en inglés para referirse a la milicia Estado Islámico) y a otros grupos sunnitas radicales en la región».

Tanto como secretaria de Estado de Obama como candidata presidencial ahora, Clinton ha sido una ferviente defensora de la alianza política, económica y militar de Washington con las monarquías petroleras del Golfo Pérsico.

Además, un email demuestra que miembros de la campaña de Clinton estuvieron en contacto con funcionarios del Departamento de Justicia para mantenerse informados del avance de la investigación contra la ex secretaria de Estado por el uso de su correo privado para temas oficiales.

Los demócratas esperan que el contenido de los emails filtrados desaparezcan pronto del foco de atención de los medios, y una de las herramientas que podrían utilizar es el acto de campaña que realizará mañana miércoles el presidente Obama en el estado clave de Carolina del Norte, una de las regiones golpeadas en los últimos días por el huracán Matthew.

Obama hablará ante una universidad con tradición de mayoría negra y tratará de inspirar a los jóvenes afroestadounidenses a que salgan a votar por Clinton, como lo hicieron por él en 2008.

Carolina del Norte es un estado clave ya que en las últimas dos elecciones presidenciales votó primero demócrata y después, por muy poco margen, republicano.

Fuente: Telam

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