Docentes de Nivel Inicial detectaron supuestos casos de abuso a través de los dibujos de sus alumnos

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(Foto web).

“El dibujo de un niño nos puede comunicar muchas cosas, desde que está bien hasta que es víctima de un abuso y como docentes debemos estar preparadas para interpretarlos y más aún para ayudarlos”, con éstas palabras Amalia García de Werenitzky, profesora de Nivel Inicial, nos daba a conocer la importancia del rol de las maestras frente a casos complejos que se dan principalmente en los barrios de mayor riesgo social.

En oportunidad de dialogar con La Banda Diario,  la docente explicó su trabajo de campo en el barrio Villa Elena donde junto a una perito calígrafa lograron detectar supuestos casos de abuso a alumnos del jardín de infantes.

“Con la ayuda a una perito calígrafa, que realizó una interpretación desde sus conocimientos en  grafología, y de mi parte aplicando lo referido a psicología evolutiva pudimos obtener respuestas claras a dos casos que me preocupaban sobremanera, ya que los niños se negaban a hablar y necesitaban de ayuda inmediata”, señaló Amalia.

A través de un dibujo de la figura humana, realizada por los pequeños, las profesionales detectaron supuestos casos de violencia y abuso sexual y comenzaron a trabajar con el grupo familiar en busca de una solución.

“En uno de los casos, la mamá contó que el pequeño había dejado de hablar en una noche de tormenta cuando su esposo los golpeó ferozmente y los corrió del hogar. Ella decidió albergarse en la casa de un familiar, pero el niño jamás olvidó lo vivido. Comenzó a crear personajes imaginarios con los que hablaba, y demostraba desconfianza ante todos los que lo rodeábamos”, contó. 

Abuso

El otro caso se detectó al momento en que un niño representaba a su familia sólo con rayas negras cuyos trazos profundos indicaban agresividad y rechazo.

Al respecto la docente comentó: “Llamamos a una reunión de padres, abuelos, tíos y todos los familiares que pudiesen asistir y les pedimos que se representen como familia en un dibujo, por supuesto, los niños trabajaban aparte y pedimos que este tipo de actividad se repita en el hogar”.

“Pasado unos días –continuó- una tutora trajo un dibujo señalándome que habían cumplido con la consigna. Era un conejo que había sido calcado por uno de los tíos del niño y al lado estaba la réplica realizada por el pequeño”.

El gráfico realizado por el niño era la copia de un conejo sólo que éste tenía una gran mano y había marcado específicamente el órgano masculino.

“Este familiar se había dado cuenta de ello y tachó esos dos detalles, pero igual nos dimos cuenta de que algo andaba mal”, subrayó la docente. 

Ayuda

Al consultarle cómo trabajan desde el local educativo para ayudar a esos pequeños, Amalia de Werenitzky explicó: “Como docentes tenemos que hablar con la familia para trabajar juntos con la premisa de ayudarlo, pero siempre destacamos la necesidad de que intervenga un psicólogo. Desgraciadamente, los jardines municipales deLa Banda, ya no cuentan con el Gabinete de Psicología que nos ayudaría enormemente dado que muchas familias no tienen los recursos para acceder a uno. Sin embargo, procuramos que los pequeños reciban la asistencia para que su evolución psicológica vaya de acuerdo a su crecimiento físico”.

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