Tanques del régimen libio bombardearon hoy parte de Trípoli, después de que los rebeldes llegaran al corazón de la ciudad y una multitud saliera a las calles a celebrar lo que describen como el fin de cuatro décadas en el poder de Muammar Khadafi .
Los tanques salieron del bastión de Khadafi en el centro de la capital libia y disparaban municiones, dijo un portavoz rebelde.
«Cuatro horas de calma siguieron a las celebraciones en las calles. Después los tanques y camionetas con artillería pesada salieron de Bab al-Aziziya, el último de los bastiones de Khadafi, y comenzaron a disparar y bombardear la calle Asarin y la zona al-Khalifa», indicaron los opositores.
Explicaron que las tropas del régimen «dispararon al azar en todas direcciones». Pese a la euforia entre los combatientes y sus partidarios en Trípoli y otros lugares, las tropas del gobierno aún controlaban «un 15 ó 20 por ciento de la ciudad».
Previamente, los rebeldes, ondeando banderas opositoras y disparando al aire, entraron en la Plaza Verde, un lugar emblemático para el régimen que lo usaba hasta hace poco para las manifestaciones masivas de apoyo a Khadafi. Los rebeldes rebautizaron el lugar de inmediato como «Plaza de los Mártires».
La caída de Tripoli
Después de seis meses de guerra civil que pareció estancada en el desierto por largos periodos, los rebeldes avanzaron rápido por Trípoli en un levantamiento cuidadosamente organizado lanzado la noche del sábado que coincidió con el avance de los combatientes por tres frentes.
Los combates estallaron después de una llamada a la oración desde los minaretes de las mezquitas. Adel Dabbechi, coordinador del Consejo Nacional de Transición de los rebeldes, confirmó la captura de Saif al-Islam, hijo de Khadafi.
La Corte PenalInternacional de La Haya, que reclama a al-Islam junto a su padre por cargos de crímenes contra la humanidad, confirmó que estaba retenido y dijo que debería ser extraditado para ser juzgado.
El hijo mayor del líder libio, Muammar Khadafi, se rindió ante las fuerzas rebeldes, dijo Dabechi a la agencia Reuters.
En una entrevista televisada, el hijo de Khadafi dijo que hombres armados habían rodeado su casa, pero luego declaró a Al Jazeera en un llamado telefónico que su familia y él estaban bien.
Hace sólo cinco meses las fuerzas de Khadafi se disponían a aplastar el bastión rebelde de Bengasi en el este del vasto y escasamente poblado Estado del norte de Africa. Les advirtió que «no habría clemencia o lástima» por sus oponentes.
Sus fuerzas, dijo, los perseguirían «distrito a distrito, calle a calle, casa a casa, habitación a habitación». Entonces Naciones Unidas actuó rápido, gracias principalmente al impulso el presidente francés, Nicolas Sakozy, allanando el camino para la creación de una zona de exclusión aérea que la OTAN, con una campaña de bombardeos, usó finalmente para ayudar al repliegue de las fuerzas de Khadafi.
«Se acabó. Khadafi está acabado», dijo Saad Djebar, ex asesor legal del régimen libio. Los enfrentamientos en Trípoli entre la noche del sábado y la mañana de ayer domingo dejaron al menos unos 376 muertos y 1.000 heridos, tanto entre los rebeldes como entre las fuerzas leales a Khadafi, dijo a Reuters una fuente cercana al líder.