Francisco pidió por las víctimas de las inundaciones y deseó a todos un «sereno y feliz año nuevo»

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En la última audiencia general del año, y ataviado con un abrigo y una bufanda blancos, el papa Francisco saludó a las personas que acudieron a la plaza vaticana para asistir a este encuentro, bromeó con las bajas temperaturas que registra la capital italiana y recordó a las víctimas de las catástrofes meteorológicas que en estos días afectaron a países como Argentina y Paraguay, donde casi 20.000 personas han sido evacuadas porlas graves inundaciones registradas.

El pontífice animó en su discurso a «rezar por las víctimas de los desastres que en estos días han afectado a Estados Unidos, Gran Bretaña y Sudamérica».

«Especialmente Paraguay, donde han causado desgraciadamente víctimas, muchos desplazados e ingentes daños. Que el Señor reconforte a aquellos pueblos y la solidaridad fraterna socorra sus necesidades», dijo.

En los últimos días diversos países latinoamericanos como Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay han registrado graves inundaciones. En el caso de Paraguay, según el último informe del Sistema Nacional de Emergencias, un total de 19.918 personas se encuentran fuera de sus hogares a causa de estos aguaceros.

No desaprovechó la ocasión para desear un «sereno y feliz año nuevo» a los fieles católicos.

Sobre los padres y los hijos
Además, Francisco dedicó hoy su catequesis de la última audiencia general del año al Niño Jesús y señaló que es «un buen hábito» que los padres y los abuelos observen el comportamiento de sus hijos y nietos. «Sabemos poco del Niño Jesús pero podemos aprender mucho de Él si observamos la vida de los niños. Es un buen hábito el que los padres y los abuelos tiene, el de mirar a los niños, su modo de actuar».

Y añadió: «Descubrimos, sobre todo, que los niños reclaman nuestra atención. Ellos deben estar en el centro. ¿Por qué? ¿Porque son orgullosos? No, porque necesitan sentirse protegidos».

El pontífice dijo estar seguro de que «aún muchas familias han montado el Portal de Belén en sus casas», continuando de este modo con «esta bella tradición» que, subrayó: «Mantienen vivo en nuestros corazones el misterio de Dios que se hace hombre».

«Esto es un gran misterio, ¡Dios es humilde! Nosotros, que somos orgullosos, llenos de vanidad y nos creemos grandes, no somos nadie. Y Él, que es grande y humilde, se hace niño. Esto es un verdadero misterio», exclamó.

La Nación

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