Una mujer de 106 años bailó de emoción al conocer a los Obama

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Virginia McLaurin tiene 106 años y ha presenciado la larga lucha contra la segregación racial en EE.UU. Quizá por eso no pudo contener su emoción y empezó a bailar cuando conoció al primer presidente afroamericano como ella,Barack Obama.

«Nunca pensé que viviría para entrar en la Casa Blanca», dijo McLaurin, la enérgica protagonista de un vídeo publicado la noche del domingo en la cuenta oficial de Facebook de la residencia presidencial y que hoy acumuló 40 millones de visualizaciones.

La anciana afroamericana visitó la Casa Blanca la semana pasada con motivo del Mes de la Historia Negra, que se celebra en febrero en Estados Unidos, y no pudo ocultar su entusiasmo al conocer a Obama y su esposa, Michelle. «íEs un honor! íUn honor!», exclamó McLaurin al estrechar la mano a Obama, no sin antes echar los brazos al aire de alegría y hacer un pequeño movimiento de baile.

Tras abrazar a Michelle Obama, que le dijo que quería ser como ella cuando creciera, McLaurin tomó la mano de la primera dama y siguió bailando, tras lo que el presidente le dio también la mano y preguntó: «¿Cuál es el secreto para seguir bailando con 106?».

Mientras los tres posaban para las cámaras, la anciana se declaró «feliz» de poder conocer a Obama, el décimo octavo presidente que ha visto entrar en la Casa Blanca a lo largo de su vida. «íUn presidente negro! íY su esposa negra!», subrayó McLaurin mientras miraba a sus anfitriones.

McLaurin, que ha sido testigo de la larga lucha contra la segregación racial en Estados Unidos, envió una petición a la Casa Blanca en diciembre de 2014 con la esperanza de conocer a Obama. «Nunca he conocido a un presidente. No pensé que viviría para ver a un presidente de color, porque nací en el sur y no creí que fuera a ocurrir. Estoy muy feliz por eso y me encantaría conocerle y a su familia», aseguró McLaurin en este vídeo.

Nacida en Carolina del Sur en 1909, McLaurin vive en Washington, donde trabajó como costurera durante buena parte de su vida.

Fuente: La Nación

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