Apremiada por la Justicia, la familia Kirchner busca «borrar» a Lázaro Báez de sus negocios

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Los apellidos se separaron. Vos con tus cosas y yo con las mias. Nueve días antes de que Cristina Kirchner abandone la Presidencia de la Nación, la división se hizo oficial y el entramado del empresario, Lázaro Báez, dejó de formar parte de Hotesur, la compleja sociedad de la familia que es investigada por la Justicia Federal. Ahora la separación va hacia un punto aún más extremo: la disolución de cualquier punto en común.

En las últimas horas, Infobae confimó que por orden de la ex presidenta, Cristina Kirchner, su familia inició un delicado proceso para romper los contratos que Hotesur S.A y Negocios Inmobiliarios S.A –la empresa de Máximo Kichner- tienen con las empresas de Báez que gerenciaron, entre otras cosas, los hoteles de la familia Kirchner. Esto ya había sido corroborado pero ahora aparecen las precisiones.

Aún así, la situación no es tan fácil. Además del contrato vigente -similar al que tiene con Panameri S.A,, que maneja Casa Los Sauces, el lujoso hotel boutique de la ex presidente- quedan pendientes las inversiones que realizó Báez sobre las propiedades, y ahí se abre otra discusión. ¿Exigirá Báez que se le devuelva ese dinero?

Luego de multiples reuniones de urgencia, Máximo viajó a Buenos Aires acompañado por el ex secretario de Legal y Técnica y actual director del Banco Santa Cruz en representación del Poder Ejecutivo Provincial, Carlos Zannini.

En Río Gallegos, al frente de todas las operaciones quedó Romina Mercado, hija de Alicia Kirchner, y directora clase A de Hotesur S.A. Según el Boletín Oficial, el 1 de diciembre de 2015, Hotesur quedó en manos, en su totalidad, de la familia Kirchner: Máximo, su esposa Rocío; Florencia y el ex gobernador santacruceño, Carlos Sancho. La relación comercial entre Báez y los Kirchner tuvo su primera ruptura en 2013, cuando la operadora de los hoteles dejó de ser Valle Mitre de los Báez y pasó a ser Idea S.A, una empresa de Osvaldo «Bochi» Sanfelice, socio de Máximo e histórico gerenciador de los negocios familiares. De las reuniones también participó, Natalia Mercado, la otra hija de Alicia y fiscal en El Calafate.

En los últimos allanamientos ordenados por la Justicia en la sede de la inmobiliaria de Máximo y en los hoteles, antes del apartamiento del juez Bonadio y su respectiva asignación al juez, Daniel Rafecas, se confiscaron por lo menos 95 recibos por operaciones financieras y «honarios inmobiliarios» entre los Kirchner y Austral Construcciones.

Eso es lo que se está analizando en este momento en la capital santacruceña: hasta dónde llegan los negocios conjuntos y cuál es el costo de terminar con todos ellos. «Ellos no saben qué es todo lo que sabemos nosotros y eso los desespera», dijo a Infobae uno de los hombes más cercanos a Báez en las últimas horas. Según pudo constatar este medio existen por lo menos 17 propiedades por las cuales Báez le paga un alquiler a la ex familia presidencial y eso es solo lo «conocido», se jactan en Santa Cruz.

Báez manejó, hasta el 2013, los hoteles Alto Calafate, Las Dunas y La Aldea. Ademas tenía injerencia en la facturación de Casa Los Sauces, que es alquilado por otra familia conocida por los dos clanes patagónicos: los Relats. Entre el 2009 y el 2013, Báez pagó aproximadamente 5 millones de pesos por año solo por el alquiler de Alto Calafate. El contrato entre los Kirchner y su socio, Sanfelice, pasó de los 5 millones a 1.200.000 pesos por año.

Nadie se explica que intentó hacer la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kichner, al negar cualquier vinculación con Báez. Esa fue una detonación ¿involuntaria? de una guerra que ahora es sin cuartel.

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