Teresita y Marichel Torresillas son dos hermanas que salieron de Cuba en 1963 en un barco fletado por la Cruz Roja para trasladar a cubanos que querían abandonar su país en una época marcada por episodios como la invasión de Bahía Cochinos (1960), la crisis de los misiles (1962) y el inicio del embargo económico sobre Cuba.
«Regresar en barco después de tantos años es emocionante; conocer gente en el barco que ha vivido cosas parecidas a las nuestras fue muy lindo», contó Teresita, que al bajar del buque adornó su pelo con unas banderolas de Cuba y Estados Unidos, y se tomó un mojito.
Para concretar el viaje fue necesario esquivar el contenido de una ley que durante décadas impidió a los cubanos regresar a la isla por vía marítima.
Cuando la línea de cruceros empezó a analizar la posibilidad de aplazar la travesía, la norma fue eliminada y el camino al regreso quedó allanado.
Otra pasajera, Ana García, quien salió de Cuba a los seis años, retornó «nerviosa, emocionada y feliz». En Cuba no hay familiares de García, ya que todos ellos optaron hace décadas por el exilio.
A su vez, Mili Martin, declaró al llegar: «Nací en Cuba en Ciego de Ávila, salí cuando tenía cuatro años de edad. De eso hace 46 años. Nunca había vuelto y ahora estoy aquí. Quiero que estos viajes traigan muchas cosas buenas para Cuba. Hemos crecido con la cultura de allá de Miami pero con el corazón aquí en la isla.»
El crucero cubre una travesía de siete noches, con escalas en la Habana, Cienfuegos y Santiago de Cuba.
El asesor legal de la empresa Carnival, Arnold Pérez, se declaró «muy orgulloso de tener esta oportunidad de viajar a Cuba» y confió en que el emprendimiento «cerque a los dos pueblos».
«Estoy aquí con mi esposa y mi hermana; todos saludamos a la gente que nos recibió desde la costa cuando entramos a la bahía de La Habana», dijo emocionado Pérez, quien llegó a Estados Unidos de niño, en declaraciones a agencia italiana ANSA.
La medida que impidió el regreso de los cubanos por mar fue adoptada para evitar ataques armados desde Estados Unidos en los tiempos de la convulsión.
Antes de la revolución
Antes de la Revolución, los viajes de recreo desde Estados Unidos hacia Cuba eran frecuentes, debido a que los pasajeros se movilizaban en busca de diversión. Uno de los objetivos de los paseos era el cabaret Tropicana, por entonces administrado por el Estado cubano.
Tras la llegada de Fidel Castro, los casinos de juego fueron prohibidos y los grandes centros de turismo estatizados.
Si bien el embargo que impuso Estados Unidos sobre Cuba en 1961 puso fin a los viajes de turistas norteamericanos hacia la isla, el presidente Barack Obama ha concedido excepciones, entre ellas la que posibilitó la travesía del Adonia.
Las autoridades cubanas aún esperan que el Congreso de Estados Unidos ponga fin al embargo que soporta la isla, una decisión que ha sido apoyada públicamente por Obama. Una decisión de ese tipo implicaría un paso gigantesco hacia la normalización plena de las relaciones bilaterales.
La Nación