El ex dictador panameño Manuel Noriega murió el lunes a los 83 años tras ser sometido a varias operaciones cerebrales que no pudo superar. Noriega, pasó los últimos meses de su vida en coma y, sus últimos 26 años, en cárceles de Estados Unidos, Francia y Panamá por estar vinculado a causas de asesinato a enemigos político, lavado de dinero y narcotráfico.
En enero de este año había logrado obtener la prisión domiciliaria en la casa de una de sus tres hijas, el objetivo era prepararse para la intervención cerebral que terminaría acabando con su vida.
La muerte de Noriega fue confirmada por el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, a través de su cuenta de Twitter. «Muerte de Manuel A. Noriega cierra un capítulo de nuestra historia; sus hijas y sus familiares merecen un sepelio en paz», escribió el mandatario.
Ezra Ángel, abogado de Noriega, también confirmó lo sucedido: «confirmamos la muerte del General Noriega y pedimos respeto a la intimidad de sus familiares en estos momentos de dolor».
El general retirado fue foco de numerosos titulares internacionales el 20 de diciembre de 1989, cuando unos 28.000 soldados estadounidenses tomaron por asalto la Ciudad de Panamá para derrocar su brutal régimen, que transcurrió entre 1983 y 1989.
En sus largos años de reclusión, muchas veces aislado, sufrió dos ataques cerebrovasculares y un cáncer de próstata que lo dejaron en silla de ruedas y con aspecto frágil.
En 2015 llegó a pedir perdón a Panamá por los desmanes de gobiernos militares del pasado, incluyendo el suyo, por el que fue sentenciado a condenas de 60 años de prisión por tres casos de homicidio y desapariciones forzadas.
La corrupción de su mandato llegó a tal punto que un subcomité del Senado estadounidense aseguró que Noriega creó «la primera narco cleptocracia del hemisferio» y se refirió a él como «el mejor ejemplo reciente» de cómo un líder extranjero puede manipular a Estados Unidos en contra de sus intereses.
Fuente: la nación
