Durante horas Karina Gómez estuvo encerrada en una habitación de su casa en la localidad bonaerense de Florencio Varela con su hija de menos de 2 años. Cuando salió, lo hizo corriendo con la nena envuelta en una frazada y su hermana, que había advertido la situación, pisándole los talones. “Agárrenla, porque mató o quiere matar a la hija”, gritaba desesperada la mujer.
Ya era tarde. La alcanzó primero un vecino, que escuchó su pedido de auxilio. Cuando la frazada cayó al piso los labios y la cara azulada de la beba anunciaron lo peor. Minutos después llegó la policía y también la confesión. «La maté, ya está, me aseguré. No podía darle de comer, ahora ya no va a sufrir más. Ya no podía soportar más esta situación, estoy muy cansada”, admitió.
TN