Habló Maximiliano Djerfy, guitarrista de «Callejeros»: «Matarme era una opción, pero la música cura»

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Pasaron casi 13 años de la tragedia de Cromañón. Sin embargo, para quienes fueron parte de la banda que quedó marcada por el incendio que se cobró a 194 víctimas -incluidos familiares de ellos- la herida sigue abierta y el recuerdo tan latente como si fuera hoy.

Uno de ellos es el guitarrista de la banda, Maximiliano Djerfy, quien luego de cumplir condena efectiva en los penales de Ezeiza y Marcos Paz fue beneficiado con la libertad condicional. «Estoy con libertad condicional. Tengo que firmar una vez por mes en el patronato de liberados, acá en Lanús, tengo que pedir permiso si salgo del país y solamente eso, no tengo otras inhibiciones», explicó en diálogo conVomitando, el ciclo conducido por Norman Ramírez y equipo a través de Radio Zónica.

«Mi condena fue de cinco años, 60 meses de los cuales hice 20 en prisión. Hice un año y 8 meses en Ezeiza, desde el 20 de diciembre del 2012 y salimos el 6 de agosto de 2014. Tuvimos veinte meses en libertad y el 6 de abril de 2016 volvimos a cumplir en penal. Estuve seis meses en Marcos Paz y después me dieron la domiciliaria y terminé acá en mi casa», aclaró, para luego referirse a que no hubo responsables políticos detenidos por la tragedia ocurrida el 30 de diciembre de 2004.

«Un par de pinches que pusieron para poner la cara los funcionarios, pero nada que ver, no eran los responsables. Hubo gente que tendría que haber estado ahí que no estuvo en el juicio. Metieron a dos pinches y a ocho perejiles que hacían música», sentenció.

«Cada uno sabe lo que hizo y lo que no hizo, y lo que dijo también, después hay que bancarlo. Pero bueno, hay mucha envidia también, yo en un momento no podía entender cómo nos podían tener tanta envidia después de lo que nos había pasado, no le deseo a ningún pibe que le pase lo que me pasó a mí. Para mí fue terrible porque me desarmó la familia. La pena natural que uno tiene nunca la tuvieron en cuenta. Yo perdí cinco familiares ahí adentro», expresó, para luego meterse de lleno en lo que fue su vida en la cárcel.

«No hay lugares especiales en la cárcel, son pabellones y hay que estar con la gente. No me quisieron violar pero uno entra con temor a la cárcel por todo lo que ve y por no haber estado ahí. Entonces, cuando uno entra tiene que aprender a vivir en ese lugar que es todo nuevo, hay que aprender a ver como se vive ahí. No tuvimos problemas porque nosotros nos manejamos con respeto y ahí el respeto es muy importante, con el respeto se llega a todos lados, por eso no tuvimos problemas graves con la población», describió.

«Y también estuvimos en un pabellón que no era mediático pero al estar tantos de nosotros, y después vino Maxi Mazzaro, que era de la hinchada de Boca, estuvo Pablo Migliore», agregó al respecto Maxi, quien menos con Pato Fontanet, el líder de la banda, compartió pabellón con casi todos los integrantes de la agrupación.

«Salieron las miserias de cada uno, tuvimos que afrontar un juicio y un montón de cosas que nunca habíamos vivido, todo eso hizo que la banda se rompa. Yo lo comparo mucho con un aborto. Cuando una pareja pasa por un aborto después es muy raro que sigan juntos, y eso pasó con Callejeros», se sinceró.

«Volvería a tocar en Callejeros, no me arrepiento de nada de lo que hice», reflexionó el músico, quien luego describió cómo fue para él el primer año posterior a la tragedia. «Era una opción matarme, porque ya tenía los huevos que me arrastraban. Me mudé a quince cuadras de casa y me armé un tergopol grande, como un cuadro, con todas las fotos de los seres queridos que había perdido, y así fui haciendo el duelo», narró, para luego resaltar cómo lo ayudó el hecho de seguir tocando.

«La música me cura, me saca de todo, me ayudó muchísimo estando preso también», confesó, para luego concluir haciendo una suerte de ping-pong con cuatro nombres vinculados a la tragedia.

Consultado por Omar Chabán, dijo que «es un artista, un pobre tipo que es artista, tenía un lugar y le pasó esta tragedia y se comió lo que se comió». «Aníbal Ibarra es un hijo de pu…, un sanguinario», afirmó con respecto a quien era el jefe de Gobierno porteño por entonces, para luego refirirse a Nilda Gómez, madre de Mariano Alexis Benítez, una de las víctimas de la masacre.

«Lucró con la muerte del hijo, es triste lo que hizo. Buscó plata y venganza, no justicia», afirmó sobre la mujer, para concluir hablando de Patricio Fontanet. «Es uno de los mejores escritores de la música popular nacional argentina», expresó. «Con él está todo bien, no hay grandes cosas por hablar, lo que se lo tuve que decir ya se lo dije», agregó sobre su vínculo con el cantante.

«Yo voy a hacer los mandados y desde los chinos hasta mi casa habrá 50 metros y a veces tardo media hora en hacerlo porque me saludan todos los vecinos, todos están contentos porque estoy de vuelta en libertad y si había que pagar algo ya lo pagué. Dejame vivir, sino matame de una vez, y sino me mato yo», concluyó.

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