Víctor Angelescu fue un investigador rumano que difundió el estudio de las ciencias marinas en la Argentina. Y en su honor, se bautizó un flamante buque de investigación pesquera (BIP) de 52,8 metros de eslora munido de una ecosonda multihaz para mapeo de fondo oceánico, que fue clave para encontrar «un blanco Sonar» extraño al entorno marino a 477 metros de profundidad en el Atlántico Sur. Esa información del BIP Angelescu se transformó en un documento clasificado que se procesó a través de la tecnología aportada por Kongsberg Group, una empresa noruega fundada en 1814 que se dedica a la provisión de sistemas de alta tecnología para la defensa, las actividades aeroespaciales, la marina mercante y la búsqueda offshore de petróleo.
Con el documento secreto en sus manos, la cúpula de la Armada informó a la marina rusa, que ya había aportado al Pantera Plus, un sumergible de última generación que puede operar a más de 1.000 metros de profundidad. El Pantera Plus fue puesto a bordo del buque Islas Malvinas, que ya está en la zona que rastreó el BIP Angelescu. Si la búsqueda no sufre demoras por razones climáticas o técnicas, antes de la medianoche se sabrá con certeza si se encontró el submarino ARA San Juan, que desapareció con 44 tripulantes una mañana aciaga del 15 de noviembre de 2017.
Dudas en la Armada
El 30 de noviembre, un télex remitido desde el buque Angelescu a la cúpula de la Armada informó haber detectado un «blanco sonar» que podría ser el ARA San Juan. En un principio, la marina soslayó la información entregada por el buque Angelescu, que depende de la Prefectura Nacional. Y con este prejuicio operacional, esa información clasificada de la Prefectura fue remitida al Ministerio de Defensa y a la quinta de Olivos. El télex girado a la Armada y a la Prefectura decía textualmente:
«BIP ´VICTOR ANGELESCU´: Siendo las 10:00hs del día 01 de Diciembre se completa el 100% del barrido con ecosonda multihaz de la cuadrícula de búsqueda «Angelescu 4″. Tal como fuera reportado oportunamente al centro SAR ARA, a las 07:32 hs del día 30 de Noviembre se detectó un blanco SONAR considerado de interés por sus características y emplazamiento. El blanco mencionado se detectó en posición 46°24.5’S/060°11.7’W y a una profundidad de 477 m. El blanco se detectó sobre un fondo plano y no se observaron otros blancos alrededor del mismo. Aparentemente, el blanco se ubica en la columna de agua en contacto con el fondo pero sin formar parte del mismo (no se lo considera parte de una restinga). El blanco es de forma alargada, con arrumbamiento N-S/S-N.
Las dimensiones aproximadas fueron de 62 m de longitud y 13 m de altura sobre el fondo. Se realizaron numerosas pasadas de confirmación, tanto con diferentes configuraciones de ecosonda multihaz como con diferentes frecuencias de ecosonda monohaz. En todos los casos se verificó lo arriba descrito. Las imágenes de los registros acústicos obtenidos fueron enviadas oportunamente al centro SAR ARA. Se recomendó identificación del blanco detectado mediante la utilización de SONAR de Barrido Lateral».
Hasta el viernes a la tarde, el Comando de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada, a cargo del contralmirante Luis Enrique López Mazzeo, estaba analizando seis «ruidos» detectados en la zona de desaparición del ARA San Juan. De esos seis ruidos, dos pertenecían a buques pesqueros que se habían hundido y ya se conocía su posición y su origen. El «tercer ruido» era la notificación enviada por la Prefectura desde el buque Angelescu. Esa notificación que llegó analizada con la tecnología aportada por el grupo Kongsberg, establecía que «el blanco Sonar» detectado era ajeno a la geografía marina y que asemejaba a los contornos del submarino desaparecido.
El contralmirante Lopez Mazzeo informó al ministro Oscar Aguad, y Aguad al presidente Mauricio Macri, que está conmocionado por la tragedia del ARA San Juan. De inmediato, se le ordenó a Lopez Mazzeo que contacte con la marina rusa, que asignó como uno de sus enlaces al capitán Serguéi Bashmakov, que integra la denominada Flota Negra, creada por Pedro I de Rusia en 1705.
La búsqueda del Pantera Plus
Con la información aportada por la Prefectura y procesada por la compañía noruega, se dispuso que el sumergible Pantera Plus –que está a bordo del buque Islas Malvinas–, inicie una nueva búsqueda para encontrar al submarino desaparecido. El Pantera es un vehículo sumergible operado a distancia (ROV), que pesa 800 kilos, alcanza una velocidad de 4 nudos y posee cámaras de vídeo y luces LED. Se baja dentro de «una jaula» de acero a la profundidad establecida (476 metros especificó el parte de la Prefectura), se lo «libera» y puede trabajar en un área de 200 metros más, porque está unido como un cable que funciona como «un cordón umbilical».
El Pantera Plus sirve para localizar embarcaciones que naufragaron y si se precisa el punto de profundidad del naufragio, puede iniciar inmediatamente trabajos de rescate. Este sumergible de alta tecnología tiene un sonar de barrido circular con una extensión de hasta 300 metros y capacidad para enviar las imágenes hasta el barco que opera como apoyo logístico. En este sentido, el Pantera Plus está equipado con cámaras de vídeo (color y blanco y negro), que pueden guardar en su memoria imágenes de alta sensibilidad, pese a la profundidad del mar.
Las imágenes que tome el sumergible ruso serán recogidas por el buque argentino Malvinas Argentinas. Y esa imágenes se giraran al Comando de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada (COAA), que está asentado en Puerto Belgrano. El jefe del COAA, López Mazzeo, cotejará la información clasificada obtenida por la marina rusa y enviará ese dossier al ministro Aguad. Si se confirma que se trata del ARA San Juan, el ministro de Defensa se encontrará con Macri en la quinta de Olivos para explicar las novedades y organizar una eventual conferencia de prensa. En cambio, si la búsqueda no arroja resultado, la Armada seguirá informando sobre la desaparición del submarino y su tripulación de 44 argentinos, que salieron a la mar y jamás volvieron.