Por Miguel Coria / Especial para La Banda Diario.
Cuando nuestra ciudad de La Banda se prepara para vivir y recibir a muchos turistas que se llegan para el XXVII Festival Nacional de La Salamanca, muchos bandeños apelan a la memoria para recordar los primeros festivales, sin tanto ruido, con muchos artistas locales, sin Facebook, WhatsApp, internet, celulares de ultima generación, wifi y demás que la globalización trajo para estos lares.
Tampoco olvidan a los artistas que brillaron cada noche, muchos de ellos hoy iluminan el cielo con chacareras. Sixto Palavecino, Carlos Carabajal, Carlos Saavedra, Fortunato Juárez, Leocadio Torres, Guillermo “Fatiga” Reynoso, Morenito Suarez, Pedro Palomo.
Los bombos, las cajas y las guitarras se entristecieron el 28 de julio de 2011, cuando se durmió para siempre don Pedro Palomo. Hombre santiagueño, músico y cantor de gran relevancia en el folclore santiagueño. Vivió y gozo del arte de sus mayores, cantándole a su tierra, a sus amigos.
Pedro Palomo junto a un cenáculo de hombres dedicados a embellecer nuestra música nativa logró proyectarse en el tiempo como un cantor genuino, de raíz bien tradicional, estilo que lo llevó a integrar uno de los grandes conjuntos santiagueños Los Tobas.
Allí, conoció al compañero, al amigo que habría de acompañarlo a fundar uno de los dúos más notables del folclore: el dúo santiagueño Suárez-Palomo. Junto a Morenito Suárez, logro embellecer nuestra música autóctona, su voz, “tercera alta”, hacia estremecer a los santiagueños cuando interpretaba una vidala.
Recorrió el país entregándole a cada santiagueño, lejos de su tierra, su voz en cada interpretación. Su defensa de lo autentico lo llevó siempre a encender los aplausos, incluso de los jóvenes. Ellos encontraban en él, la sencillez del santiagueño, lo genuino y lo auténticamente nuestro.
Pedro Palomo, con el dúo santiagueño Suarez-Palomo, descolló muchas noches salamanqueras, dejando en el escenario Jacinto Piedra, su impronta, su estilo, la potencia de su voz, que quedara por siempre en el recuerdo, buscando en cada noche el aplauso merecido.
La Salamanca siempre le rendirá un homenaje en cada cantor popular que hace sonar su voz interpretando las delicias de nuestro pueblo, como lo hizo él, que nos dejo su arte, que embelleció las noches salamanqueras dejándonos el ejemplo de amar lo nuestro y conservar a través del canto popular las tradiciones santiagueñas.
