Mauricio Macri pidió un trato preferencial para diez gobernadores opositores

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Más de un ministro no llegó a tomar nota cuando en plena reunión de Gabinete, el martes. Rogelio Frigerio tomó aire y les dictó uno a uno los nombres de los diez gobernadores opositores que, entiende Mauricio Macri, «ayudaron a garantizar la gobernabilidad» y que, en consecuencia, merecen un trato especial de parte de sus funcionarios.

Casi a modo de ranking, y con el aval del Presidente, el ministro del Interior destacó a Hugo Passalacqua (Misiones), Juan Schiaretti (Córdoba), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Juan Manuel Urtubey (Salta), Lucía Corpacci (Catamarca), Domingo Peppo (Chaco), Juan Manzur (Tucumán), Omar Gutiérrez (Neuquén), Alberto Weretilneck (Río Negro) y Rosana Bertone (Tierra del Fuego). «Si ellos los llaman, atiendan el teléfono», les pidió Frigerio.

Parece una obviedad pero no lo es tanto. Se trata de un punto elemental sobre el que los gobernadores, incluidos los de Cambiemos, se quejaron muchas veces: hay varios ministros que no les contestan las llamadas. Frigerio, Carolina Stanley (Desarrollo Social), Patricia Bullrich (Seguridad), Guillermo Dietrich (Transporte) y Germán Garavano (Justicia), son honrosas excepciones.

«Nos pidieron que cuidemos a los que nos ayudaron a garantizar la gobernabilidad en un momento muy complicado; los que no especularon con sacar rédito político y supieron diferenciar entre expresar una diferencia y pegarle al Gobierno haciendo demagogia», razonó un ministro, presente en la reunión, en diálogo con Clarín.

A eso aludió el martes el jefe de Gabinete Marcos Peña cuando se entusiasmó en «poder trabajar en una agenda común que permita no sólo discutir la coyuntura, sino trabajar en la construcción de un mediano y largo plazo» e instó a «no mentir, no engañar y no hacer la demagogia chiquita». Fue un guiño a los que colaboraron y, al mismo tiempo, un dardo por elevación a los que se desmarcaron del Gobierno en diciembre.

Si bien diálogo institucional hay con todos, incluso con la santacruceña Alicia Kirchner, el pampeano Carlos Verna y Gildo Insfrán (Formosa), la relación con los gobernadores mutó a lo largo de los dos años que Macri lleva en el poder. Un caso emblemático es el de Sergio Uñac, quien a los ojos del Gobierno pasó de héroe a villano en menos de un año. Tanto que hoy no integra la selecta lista «de buena fe» que hizo Macri.

Como anticipó Clarín días después del polémico debate de la ley previsional en Diputados. Uñac y otros tres mandatarios quedaron en la mira del Presidente: Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Sergio Casas (La Rioja) y Miguel Lifschitz (Santa Fe).

Tal vez el caso del santiagueño sea el más llamativo, ya que a diferencia de Casas y Lifschitz, que tuvieron varios cortocircuitos con Nación, fue de los pocos que en 2015 siguió alineado plenamente con el oficialismo, a pesar de la salida del Frente para la Victoria y la llegada de Cambiemos.

Pero en diciembre se le complicó apoyar la iniciativa macrista a partir de su insólita interna con su mujer -y antecesora en la gobernación- la diputada Claudia Ledesma Abdala; y ahora deberá esforzarse para ganarse otra vez la confianza. Hay quienes creen que no tiene demasiado interés por lograrlo.

No obstante, en Balcarce 50 explican que el enojo con «los que jugaron mal» en diciembre no es directamente proporcional a la cantidad de votos que aportaron. «No todos controlan a sus diputados. Gutiérrez y Bertone, por ejemplo, ayudaron dentro de sus posibilidades. Vinieron a la foto, pusieron el pecho antes de la sesión. Y eso es para valorar», dijeron.

Y expusieron que otros, en cambio, como el propio Uñac, pudieron hacer un aporte más significativo y no lo hicieron.

Con todo, la presencia más sorprendente en la lista de gobernadores a «cuidar» es la del tucumano Juan Manzur, quien arrancó la gestión muy relegado en la consideración de Macri, tal vez por su alineamiento con los intereses de Cristina y las denuncias por fraude en las elecciones a gobernador, y hoy, tampoco sin demasiado esfuerzo, ganó terreno como interlocutor del PJ en Casa Rosada.

Se suma así a Corpacci, con quien Macri tuvo la deferencia de elegir a su Catamarca como primer destino tras su vuelta de las vacaciones; y a Bordet, Urtubey y Passalacqua, el tridente de gobernadores que fueron invitados por Macri a sumarse a la comitiva presidencial que irá la semana próxima a Davos. El Gobierno confía en que ese gesto servirá para empoderarlos en la oposición, como en 2015 se pensó en Sergio Massa, y que allanará el camino para poder negociar y sacar leyes clave.

Fuente: clarin

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