La coordinadora nacional del movimiento «Mujeres de la Matria Latinoamericana» (MuMaLa), Raquel Vivanco, habló hoy en el marco del debate por la despenalización del aborto, durante la tercera audiencia que se realiza en Diputados. Vivanco contó que ella se realizó un aborto cuando era adolescente, y le contestó a Lorena Fernández, la residente de la Villa 31 que habló la semana pasada en contra de la despenalización.
«Yo también aborté, a los 19 años», contó Vivanco. «Fue en una clínica clandestina en Córdoba. Y hoy puedo contarlo porque nosotras somos las que sobrevivimos. No somos parte de las 33 mil que murieron a causa de la clandestinidad del aborto».
La coordinadora de MuMaLa se refirió después al mensaje de Lorena Fernández. «En esta sala se dijeron cosas horribles. Que éramos borrachas, trolas, y que pensábamos con la bombacha y no con la cabeza. ¿Ese es el nivel de discusión que pretenden? Trajeron a una mujer humilde para decir que las niñas de 13 años pensaban con la bombacha y no con la cabeza. Yo les traje esto [Vivanco sacó una bombacha y se la sostuvo sobre su cabeza] porque me parece muy alusivo. Muchas levantamos nuestra bombacha después de un aborto y volvemos a trabajar, muchas al Congreso de la Nación».
«Y no nos hacemos cargo del país horrible al que quieren que traigamos a nuestros hijos, no somos nosotras las que construimos la cultura de la desigualdad, no somos nosotras las que generamos la violencia que nos mata cada 29 horas, no somos nosotras. Ese país lo sostienen los poderosos, quienes hoy se oponen a la legalización del aborto y a reconocer los derechos a que las mujeres podamos decidir libremente sobre nuestros cuerpos y nuestro plan de vida», dijo Vivanco.
«Aproximadamente, 76 mil mujeres recurren a las guardias de los hospitales públicos por complicaciones de los abortos clandestinos. Seguro van con sus bombachas manchadas de sangre, porque muchas de esas prácticas están mal hechas», agregó.
«Piensan con la bombacha»
La semana pasada, frente a los legisladores, Lorena Fernández, residente en la Villa 31, exclamó estar en contra del aborto y desafió a los presentes a que vayan a las villas y pregunten a cada mujer pobre si está de acuerdo con el aborto. «Estoy cansada que todas (las que promueven el aborto) se cuelguen de nosotras que somos pobres, humildes. Soy de la villa 31 y muchas como yo pensamos que un aborto es matar. Todas tenemos más de un hijo; yo tengo cuatro. Tengo una hija de trece años; su papá (yo me casé con él) me pidió que aborte. Fui a una clínica y le dije a la doctora que no quería abortar, que ya había abortado a los 16 años, mis propios padres me lo pidieron», contó.
«Las chicas de 13 y 14 años no piensan con la cabeza, piensan con la bombacha. Mis hijos son mis hijos, mi cuerpo es mi cuerpo, ok, decidan, pero también hay métodos para cuidarnos todas las mujeres. Si tuviste una relación anoche porque te fuiste de joda y fue el primero que te bajó el calzón, agarrá y tomate la pastillita del día después. No esperes un mes, que ‘uy, la regla no me bajó’ y después pensás: ‘Ok, aborto’. De eso no te recuperás. La mujer lo siente», dijo.
La Nación