La relación había quedado maltrecha desde la última sesión del Senado de hace casi un mes en la que la oposición logró la sanción definitiva de la ley de emergencia tarifaria, vetada horas después por Mauricio Macri.
Durante la discusión, Miguel Ángel Pichetto había sido inusualmente duro. «No estamos discutiendo poder. Lo vamos a discutir en un año y medio. Nadie está en campaña, estos días pasaron inútilmente. En la crisis reapareció el ministro del Interior. Lo habían corrido, ocultado. Todo estaba centralizado en la Jefatura de Gabinete. No haber acordado fue un fracaso. Rompe el principio de querer dialogar. Yo no creo que puedan solos», aconsejó el jefe del bloque del PJ en la Cámara alta entrada la madrugada, minutos antes de la votación.
Cuarenta y ocho horas antes de la sesión, el Presidente había acusado al PJ de dejarse conducir «por las locuras que impulsa Cristina Kirchner». «Demuestren que existe un peronismo confiable», pidió, y no hizo más que quebrar las negociaciones y herir la confianza, si es que la había.
Ahora, la Casa Rosada busca encauzar la relación con el PJ. En vísperas de la discusión parlamentaria del Presupuesto 2019 -el proyecto ingresa en septiembre en el Congreso-, y en medio de la crisis del modelo económico de Macri, el Gobierno avanza con sigilo en un encuentro de la mesa política con algunos de los principales dirigentes del peronismo federal, en el que confluyen varios gobernadores.
Entre ellos, Pichetto y Sergio Massa, resistido por el jefe de Estado pero de buen diálogo con parte de la mesa chica del oficialismo, como Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó. Diego Bossio podría ser otro de los convocados.
En ese sentido, durante estos últimos días, y en especial en estas horas, hubo silenciosas negociaciones para confluir este martes en formato de cena, según habían dejado trascender a Infobae tanto desde el PJ como de fuentes oficiales.
Al menos dos integrantes de la mesa política del Gobierno, conformada por Marcos Peña, Rodríguez Larreta, Vidal, Monzó y Frigerio, habían agendado la comida para este martes por la noche. Pero desde la Casa Rosada y desde el peronismo se esmeraron en relativizar la fecha del encuentro. Existe, en ese contexto, «y por primera vez» -según confiaron desde el entorno de un importante dirigente del oficialismo- una suerte de pacto de confidencialidad susceptible a las filtraciones.
«Nada de nada», respondieron colaboradores de Pichetto, aunque fuentes del PJ abundaron en que la reunión había sido prevista para la noche del martes. Cerca de Massa aseguraron que este martes por la noche el ex intendente de Tigre «tiene pádel».
Más allá de la fecha del encuentro, la idea de recomponer el vínculo que se fisuró tras la discusión por las tarifas en el Parlamento data desde hace semanas, e incluyó reuniones entre ambos sectores después de la votación del Senado de la madrugada del 31 de mayo pasado. Frigerio, por caso, se encontró en al menos una oportunidad con Pichetto.
Rodríguez Larreta hizo lo propio. Por aquellos días circuló la versión de un almuerzo entre el jefe de Gobierno, la gobernadora bonaerense y Massa en la parrilla «La Brigada», en el barrio porteño de San Telmo, desmentido por los tres supuestos comensales con una vehemencia inusitada.
La cena configuraría de todos modos el debut puertas afuera de la mesa política del Gobierno, el llamado «G5», el primero de los retoques en el esquema de decisiones que Macri se vio forzado a exhibir para recuperar algo de la confianza perdida con el círculo rojo. Y que siguió con la supuesta vuelta de Nicolás Caputo, el más íntimo de los amigos del jefe de Estado, un empresario con buena llegada a todos los sectores. Por ejemplo, con el ex intendente de Tigre.
El escenario obliga a la Casa Rosada a sumar adhesiones o, cuanto menos, a dejar de cosechar rechazos a su modelo político-económico que hace algunas semanas tuvo que buscar auxilio del Fondo Monetario Internacional (FMI) para sortear la crisis. Las entradas de Dante Sica y Javier Iguacel en los ministerios de Producción y Energía, respectivamente, son además dos señales en esa dirección. En especial la de Sica.
El encuentro en el que se avanza tiene como discusión de fondo el Presupuesto del próximo año que estará atravesado por un fuerte ajuste que el oficialismo negocia con las provincias. El debate madre hasta fin de año y antes de la campaña electoral del 2019.
El fin de semana, en tanto, el Gobierno tuvo que hacerle un guiño al sindicalismoantes de la protesta de este lunes que paralizó al país. «Si el empresariado lo puede pagar, el 25% nos parece un buen acuerdo», dijo Frigerio en vísperas del paro.
Lejos del 15% que Macri impulsaba hasta no hace tanto. La frase no fue al azar: se resolvió en la reunión de coordinación del viernes, en la que también suele participar la UCR.
Este miércoles, de todos modos, el jefe de Gabinete se verá cara a cara con Pichetto. Será durante la tradicional rendición de cuentas que el funcionario dará en la Cámara alta. Le enviaron casi 700 preguntas. Muchas de ellas relacionadas al presupuesto y a la obra pública.