Mi maestra

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Foto: Jorge Emir Llugdar

Es la primera, heroica guerrera,

una tierna y humilde madrecita;

es suave y aromada florecita,

que surge soberbia en la pradera.

Es ella, la grácil mariposa

que bate sus alas con loco ardor

y en cada amante flor que se posa,

deja un evocado radiante amor.

Es la madrecita tierna y santa

que a sus hijos colma de esperanzas

se cubre en plañidera manta.

En el faro enorme, poderoso

que en las noches crueles y bravías,

indica al viajero temeroso,

el camino hacia el progreso y alegría.

Es el rayo de luz, que alimenta el vivir,

y abre paso, sin un reproche

el directo camino al porvenir.

Es el cóndor tan glorificado soberbio y solitario

que sube alto, muy alto en la cumbre

venciendo a sus pies avergonzando

el cruel abismo de la vida.

Dulce maestra, cuánto te adoro,

tu has sido el ideal de mis cariños,

¡Oh, santa piadosa madrecita,

que siempre en mi vida evocaré.

Autor: Dalmiro Coronel Lugones

Fuente: Dalmiro…Por Siempre

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