La moción de orden de una convencional que milita en las huestes feministas de Lilita Puig para que se incorpore la paridad de género en la carta orgánica de la UCR, que se votó favorablemente por aclamación, sirvió para acallar por unos minutos las voces de los más díscolos que en un extremo de la barra gritaban «Mauricio Macri, la p… que lo pario».
El momento fue histórico. El partido más democrático, pero también uno de los más machistas, tomó una decisión que lo colocó entre las formaciones políticas del siglo XXI, lo que seguramente es un gran salto para una agrupación partidaria que nació en 1891.
Sin embargo, las mujeres que se abrazaron, emocionadas, apenas pudieron festejar. Cuando las barras ruidosas se dieron cuenta que además había sido una maniobra para mostrar la contundente mayoría que tenían los sectores a favor de continuar en Cambienos, volvieron a la carga con los gritos, cánticos e insultos.
Facundo Suarez Lastra, cuando le tocó hablar, directamente les dijo «fascistas». Es que la insistencia de esa esquina rupturista, que hasta se hizo de un megáfono, puso en aprietos hasta al mismísimo presidente de la convención, el cordobés Jorge Sappia, que está a favor de salir de Cambienos y realizar una alianza con Roberto Lavagna. Más de una vez Sappia pidió que dejaran hablar a los oradores, pero ni él podía ser escuchado.
La convención radical que se está desarrollando en Parque Norte es un caso inédito de partido democrático y abierto, que discute sus posicionamientos a la vista del público, con la prensa que está presente en el interior del recinto y el público en general que puede seguir el evento por streaming a través del canal de la UCR.
El salón más grande de este centro de convenciones está dividido en tres partes. Adelante están los convencionales, en un pasillo del medio está ubicada la prensa, y la barra se ubica detrás. No hay forma de perderse nada.
Los primeros oradores son los que hablaron a favor de un documento que aún no fue oficializado, pero que circula entre los convencionales. Jose Artusi, de Entre Ríos, mostró que esa resolución, que propone continuar en Cambiemos pero «corrigiendo lo qué hay que corregir», tiene el respaldo de la mayoría de los convencionales, que superaría los 260 de 324 en condiciones de votar (de un total de 347).
Después de Artusi hablaron un convencional de Santa Cruz, otro de Corrientes y uno de Buenos Aires, el intendente de Berisso, Jorge Nedela, quien fue el más enfático en resaltar que después de 35 años, el radicalismo en Cambiemos logró ganarle al peronismo. Y, a los gritos, pregunto: «Quien dijo que sería fácil», lo que fue replicado por las barras con un «caradura».
Tampoco fue fácil para el convencional Rodolfo Terragno explicar por qué había que ratificar esa alianza. Mencionó a Venezuela, donde estuvo exiliado, y le gritaron «vendido a la derecha». Él pidió «cambiar Cambiemos», pero no hubo caso. Tuvo que gritar para hacerse escuchar.
Después de varios oradores favorables al documento, vino el primer convencional que se expresó en contra. Y en otra muestra de la convicción democrática del radicalismo, el turno fue para Juan Fernando Armagnane, convencional mendocino que es duro crítico del gobernador Alfredo Cornejo, presidente del radicalismo.
Con la presencia de estrellas mediáticas como Martín Lousteau y Alfonso Prat Gay en la primera fila, mientras aprovechan algún momento para dar notas a la televisión que pobló Parque Norte, el radicalismo está en el centro del interés público, por ser «un partido que no es testimonial, sino de poder y con vocación de gobierno», cómo se escuchó decir entre los oradores.