Alberto Fernández hará dos viajes esta semana y ya habló con Sergio Massa para armar una agenda conjunta mientras organiza una reunión con un representante del Fondo Monetario Internacional que visitará Buenos Aires. El organismo le propuso charlar y él se prepara para el encuentro que agendó entre uno y otro viaje.
En su esquema político los gobernadores son importantes. Y en caso de ganar, serán su fuerza de choque y respaldo.
Este martes Fernández volará a la provincia de Tucumán donde devolverá la gentileza que tuvo para con él Juan Manzur cuando estuvo internado. Manzur fue el primero en visitarlo y un impulsor de la unidad en octubre del año pasado cuando logró reunir sobre el mismo escenario a referentes que hacía tiempo no se veían.
Para reforzar el vínculo con los mandatarios provinciales, Fernández viajará el viernes a Misiones donde días atrás Juan Manuel Urtubey, precandidato de Consenso, compartió actividad con Hugo Passalacqua.
«Somos felices con que todo termine en Buenos Aires», ironiza el precandidato mientras cuestiona a los sucesivos gobiernos que favorecieron «un país concentrado» y la centralidad que en la política y la economía tienen la Capital y el área metropolitana. Para él, parte de los desequilibrios fiscales tienen que ver con esta visión de país. «Somos un país federal», repite cada vez que tiene que responder, por ejemplo, sobre el armado de las listas.
El postulante a la presidencia también viajará a Córdoba, donde el kirchnerismo bajó sus listas provinciales y anotó candidatos por fuera del PJ. Junto con Salta son los dos distritos donde el PJ está en manos de sus adversarios. En ese contexto elogia a los referentes propios a nivel local, pero ya les avisó que escribió un mensaje al gobernador Juan Schiaretti con quien se conocen desde hace muchos años.
Mientras tanto tiende puentes a través del senador Carlos Caserio y llamó por teléfono a Martín Gill, intendente de Villa María, que tras su triunfo recibió las felicitaciones de algunos de los gobernadores ya alineados con Fernández-Fernández, como Sergio Uñac. Gill, de hecho, convocó a trabajar sin grietas en su municipalidad.
No fue casualidad que el pasado martes 18, antes del cierre de listas en todo el país, una veintena de diputados que responden a los gobernadores lo visitaran en su centro de campaña en San Telmo para prometer trabajar como interbloque con el FpV-Unidad Ciudadana, Red Argentina (de Felipe Solá y ex renovadores) y el Frente Renovador.
Estuvieron en el encuentro un salteño, tres tucumanos, dos chaqueños, dos jujeños y un diputado por San Juan, uno por Corrientes y otro por Mendoza.
Dos días después del cierre de listas, Fernández sigue explicando con un dejo de fastidio, pero tranquilo, cómo siguió desde México al 300 cada negociación que en las provincias definieron los gobernadores y en Buenos Aires, Máximo Kirchner y Eduardo ‘Wado’ De Pedro. Todos ellos con la figura de Cristina Fernández sobrevolándolos.
En la ecuación, avisa que La Cámpora quedó empatada en Provincia, pero en Capital tuvieron que ceder además de que Máximo Kirchner pidió especialmente, incluso, por algunos candidatos en las comunas. «Es la mejor organización», señala a contramano de aquellos que demonizan a los jóvenes K. Con presencia en las 23 provincias y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la ‘orga’ que crearon Néstor Kirchner y su hijo ocupa lugares destacados en las listas pero menos de lo que querían, afirman e insisten contra los cuestionamientos que persisten.
En Buenos Aires se van seis y renuevan seis diputados nacionales, entre los que están el ‘mudado’ Andrés ‘Cuervo’ Larroque y Eduardo ‘Wado’ De Pedro, el negociador. Además de Luana Volnovich en el segundo lugar y Kirchner en el quinto. Hubo quienes querían como segunda a Cristina Álvarez Rodríguez, pero el ‘albertismo’ asegura que nunca se acordó esa posibilidad y sí en cambio defienden a la diputada nacional Volnovich que se ocupa de temas jubilatorios, un caballito de batalla en la campaña que vendrá.
Fernández es contundente cuando afirma, incluso en una entrevista radial con Ernesto Tenembaum y Reynaldo Sietecase, que dejó el armado a los referentes territoriales porque «fue siempre así y debe ser así». «Si ganamos, el presidente arma su gabinete, como el jefe de Gobierno, nos corresponde la misma atribución», desalienta las versiones sobre su no manejo del poder.
De todos modos Fernández revela que terció en algunos distritos. El suyo, por ejemplo. Fue el precandidato a presidente quien terminó de convencer al presidente de San Lorenzo, Matías Lammens, para que diera el salto a la política y se anotara como precandidato a jefe de Gobierno. Ayudó en ese esquema la estrategia de Cristina Fernández, que se garantizó las precandidaturas a senador de leales y propios en el tercio de provincias donde se vota esa categoría. Así Mariano Recalde se anotó para la Cámara alta y dejó vacante su lugar.
En la Ciudad, Fernández cedió parte del armado a los históricos del distrito que recuperaron una vidriera de la que habían sido desplazados por La Cámpora en los años de mayor crecimiento. Así el presidente del PJ, Víctor Santa María, y el líder del NEP, Juan Manuel Olmos, compartieron la lapicera. Para Fernández quedó el segundo lugar (su amigo y mano derecha Claudio Ferreño) y para Manuel Socías, operador de Lammens, el décimo lugar en la lista de legisladores porteños.
Para que entrara Socías, la ‘orga’ tuvo que bajar a un dirigente propio. «No pide nada más que eso», terció Fernández en una charla con Máximo Kirchner, que aceptó contra sus propios deseos. Algo parecido ocurrió en San Juan, donde detrás de José Luis Gioja como número uno en diputados el precandidato a presidente pidió un lugar para una candidata del gobernador Sergio Uñac. Sobre esto y sobre Chaco conversó con Cristina para flexibilizar las posturas de todos.
Más complicada fue la negociación en Chaco. Domingo Peppo quiere ir por la reelección y Jorge Capitanich quiere volver a ser gobernador. Cristina, que el sábado viaja con Sinceramente a Resistencia, vetó la posibilidad de que Peppo liderara la lista, pero Fernández, Alberto, desmiente que no lo hayan querido en el Congreso.
Él mismo ha dicho que habló con el actual gobernador para advertirle que si el PJ iba dividido podían perder. «Dividiendo todo ponés en riesgo que el peronismo gane, ponés en riesgo que gane uno de los nuestros», aseguran que le manifestó, pero que no pudo evitar que la PASO que no tendrán como candidatos a gobernadores (porque el gobernador las eliminó por ley provincial transitoriamente) la hayan adelantado: en agosto Capitanich y Peppo se enfrentarán en la interna por la senaduría nacional. El que gane se bajará para ir por la postulación mayor en septiembre.
Algo parecido le dijo Fernández a Sergio Massa cuando se discutía en Tigre si Julio Zamora iba con boleta corta para reelegir y Malena Galmarini era la precandidata del Frente. Zamora resistió y con él parte del PJ, como Felipe Solá y el sciolismo.
El propio Fernández llamó al líder del Frente Renovador para contarle los apoyos que juntaba el tigrense, como varios representantes de organismos de derechos humanos que lo llamaron para pedirle que intercediera en favor del actual intendente. A las siete de la tarde del sábado, el mensaje de Massa con una foto junto a Zamora lo tranquilizó como lo tranquilizó Sergio Urribarri, a quien destacó en las redes sociales por un gesto parecido.
A Urribarri hoy lo recibió Cristina Fernández en el Congreso. Fue un respaldo mutuo. Para el ex gobernador, porque llegó acompañado de empresarios cítricos y para ella, porque le sirvió de excusa para no asistir al juicio en su contra en Comodoro Py.