Después de un 2018 con un nivel de precios que rozó el 50%, el año pasado finalmente cerró en el valor más alto de los últimos 28 años, según comunicó esta tarde el Indec.
Tal como estaba previsto, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de diciembre se ubicó en 3,7%, lo que llevó a que el alza de precios en todo 2019 trepara al 53,8%. El rubro que mostró mayor inflación fue el de alimentos y bebidas, muy sensible a la variación del dólar, que casi se duplicó en un año, al pasar de $38 a $63 entre enero y diciembre.
Mientras que el nivel general de diciembre trepó 3,7%, los precios de los bienes subieron 3,3%, en tanto que los de los servicios lo hicieron 4,5%. A nivel acumulado, los incrementos ascendieron a 58,4% y 45,7%, respectivamente, según el organismo estadístico. A su vez, la inflación núcleo –la suba de precios de los productos que no son ni estacionales ni regulados– trepó a 3,7% en diciembre y alcanzó a 56,7% en todo el 2019.
A través del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) que realiza el Banco Central, los analistas habían estimado una inflación para diciembre del 4,1%, dos décimas menos de la registrada en noviembre.
“Nosotros estimamos una inflación mensual en diciembre por encima del 4%, más bien en torno a 4,5%, lo que arrojaría un acumulado anual de 55%. Además del empujón extra del pago de aguinaldos y el bono a jubilados, el impacto de los aumentos en el precio de las naftas al finalizar el congelamiento dispuesto luego de las PASO se sintió con fuerza durante el último mes del año», afirmó a Infobae la economista de Econviews Lorena Giorgio.
“También –agregó– tuvieron lugar incrementos en medicina prepaga (12%) y servicios de recreación vinculados al comienzo de las vacaciones de verano. La inercia inflacionaria se sintió principalmente en el rubro alimentos y bebidas, que es el de mayor peso en el indicador general”.
Por su parte, Sebastián Martínez, de la consultora Abeceb, aseguró que “la dinámica de la inflación durante 2019 estuvo signada fundamentalmente por la elevada inercia heredada de la crisis cambiaria de 2018, la volatilidad propia del año electoral, el último sobresalto cambiario y aumentos precautorios o especulativos en esta última etapa (especialmente en alimentos) frente a la posibilidad de que se concreten acuerdos de precios compulsivos”.
Al igual que gran parte de sus colegas, para diciembre estimaron una inflación de 4%, nuevamente sostenida por aquellos bienes transables, especialmente alimentos, que siguen “sufriendo el pass-through del salto de $45 a $60 del dólar y de muchas remarcaciones precautorias”, recalcó el analista.
Para los próximos meses, los economistas esperan una desaceleración de la inflación, aunque no tan importante debido a la fuerte inercia que arrastra la suba de precios y el propio programa monetario expansivo del Gobierno para propiciar una pronta recuperación, que le van a poner un piso elevado, según Martínez.
Según la analista de Econviews, la proyección para enero ronda el 3,8%, cifra que “si bien implica una desaceleración respecto a diciembre, aún se mantiene en niveles elevados, principalmente por la inercia que se arrastra desde el año pasado y el empujón del rubro alimentos y bebidas”.