Con bolsas de ropa y comida, los padres de los rugbiers volvieron a visitar a sus hijos: “No hicieron ningún plan para matarlo, eso es una locura»

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Desde el domingo 19 de enero por la noche, momento en el que trasladaron a los 10 acusados de asesinar a Fernando Báez Sosa para ser indagados por la fiscal Verónica Zamboni, fueron varios los padres que llegaron a la Costa Atlántica para estar cerca de sus hijos.

Recién el miércoles pudieron tener contacto con ellos por primera vez. Allí se acercaron con prendas de vestir y algunos alimentos que pudieron consumir en el momento. Esa misma situación se repitió este sábado, por la tarde, en lo que fue la última visita previo a que el grupo de rugbiers sea trasladado el próximo martes a la Unidad N°6 de Dolores, luego de que finalicen las ruedas de reconocimientos por parte de los testigos.

En esta segunda visita en la Comisaría 1ra. de Pinamar, los rugbiers de Zárate dialogaron con sus padres. Los 10 están divididos en grupos de 5, distribuidos en los dos calabozos que tiene la dependencia. Se reunieron con ellos, les entregaron ropa, comida y pudieron hablar durante algunos minutos con ellos.

La mayoría de los mamás y los papás de los jóvenes, quienes aguardan para ser trasladados al penal de Dolores, prefirieron no dialogar con la prensa mientras salían del destacamento policial de Pinamar. Sí lo hizo Marcial Thomsen, padre de Máximo, imputado como coautor del homicidio. «Están destrozados, es una pesadilla total”, fue el comentario que realizó el hombre al salir de la comisaría. Y agregó: «No hicieron ningún plan para matarlo, eso es una locura”.

La madre de Juan Pablo Guarino también habló “Él me dijo que no estaba en el lugar de los hechos. Le pido (sic) mucho pésame a la familia”.

Según fuentes judiciales a las que tuvo acceso Infobae, tres testigos marcaron nuevamente a Máximo Thomsen –acusado de ser el autor material del homicidio– como uno de los atacantes que le pegó a Fernando cuando este estaba de rodillas, ya inconsciente. Es el más comprometido en la investigación, ya que fue identificado de manera directa por cinco testigos distintos.

También volvió a ser apuntado Enzo Comelli, imputado como partícipe necesario. En su caso, dos testigos lo vieron golpeando a Fernando. Y uno de ellos lo ubicó dentro de la discoteca, como uno de los que iniciaron la gresca en el interior del local nocturno. La rueda de reconociendo pretende determinar el rol de cada uno de los protagonistas de la brutal golpiza. En ese sentido, Matías Benicelli fue señalado como el arengador: los testigos indicaron que fue quien alentó a los demás a que le pegaran a Fernando, y que fue quien se encargó de evitar que otros intercedieran y defendieran a la víctima.

Por otra parte, dos testigos apuntaron a los hermanos Ciro y Luciano Pertossi como dos de los que golpearon a uno de los amigos de Fernando, lo cual los coloca como partícipes necesarios del crimen, al impedir que ese amigo pudiera ayudar a la víctima. Para la fiscal Zamboni, Ciro es el otro coautor del asesinato, junto a Thomsen.

Hasta el momento fueron reconocidos siete de los diez acusados. Los seis testigos que participaron hasta el momento no pudieron identificar a los tres restantes: según supo Infobae, se trata de Blas Sinalli, Alejo Milanesi y Juan Pedro Guarino.

La semana próxima se realizarán las pericias de rastros a la ropa y zapatillas de los rugbiers que fueron secuestradas. Algunas de las prendas tienen manchas hemáticas. Ayer, Infobae presentó las imágenes de un calzado de lona con la sangre de la víctima, el cual será peritado con una prueba scopométrica para saber a quién le pertenece.

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