La eximia comediante y actriz Beatriz Bonnet, que murió a los 89 años el pasado miércoles, fue enterrada en el cementerio de la Chacarita en la más absoluta soledad, y sin que nadie acudiera a acompañarla a su último descanso.
El coche fúnebre que transportaba los restos de la actriz lo hizo en soledad, sin caravana ni coronas de flores. Apenas un sacerdote del lugar recibió el ataúd y alrededor del auto sólo se veían algunos fotógrafos y curiosos. Empleados del cementerio ayudaron a cargar los restos hasta su última morada.
Bonnet fue una de las grandes comediantes del cine, el teatro y la televisión. Nació en Gualeguay, Entre Ríos, el 11 de diciembre de 1930. A partir de su llegada a Buenos Aires, desarrolló una brillante carrera como actriz y se destacó en el género de la comedia.
Su personaje de Beatriz Sangüedolce, en Mesa de Noticias, en la década del ’80, sin dudas quedó en el recuerdo de toda una generación de televidentes. Pero ahora, las sonrisas y aplausos que cosechó a lo largo de su vida parecen haberse convertido en silencio en el momento de su último adiós.
Desamparo
Pero la situación de desamparo de la actriz había comenzado un tiempo antes de su muerte. En febrero de 2018 comenzó a circular en las redes sociales un comunicado de la Unión Argentina de Artistas de Variedades que daba cuenta de la desesperante situación que atravesaba Bonnet porque el geriátrico en el que se encontraba internada no recibía los pagos correspondientes e iba a ser desalojada.
En enero de este año, en tanto, se supo que se encontraba internada en el Hospital Fernández, sin la asistencia de una obra social. «La está pasando muy mal, con sonda y suero gástrico. Estaba en un geriátrico y ahora está en el Fernández gracias a la intervención de Mirtha Legrand y de Ángel Mahler, porque no tiene dinero», contó el periodista Damián Rojo en Intrusos.
En una soledad casi absoluta, los restos de esta reconocida actriz que murió el miércoles, descansan para siempre ahora en el Panteón de la Asociación Argentina de Actores de la Chacarita.
La Nación