¡El gran arranque de Russo en Boca! ¿Son momentos? Son decisiones

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Miguel Ángel Russo volvió a Boca después de 12 años y si alguien le hubiera preguntado en aquella primera conferencia de prensa cómo imaginaba estar a mediados de marzo, seguramente ni con el mayor de los optimismos hubiese soñado con este presente. El equipo no solo se consagró campeón con un histórico arrebato del título a River en una noche mágica, después de haber corrido desde atrás durante las siete fechas que le restaban a la Superliga. También encontró una idea de juego que lo llevó a una rápida identificación con el hincha. Y como si fuera poco, los números registrados lo ubican entre los mejores arranques de la historia xeneize.

El actual entrenador del club comparte el tercer lugar junto a Alfredo Di Stefano (1969) y Silvio Marzolini (1981), quienes también consiguieron ocho victorias y dos empates en sus primeras 10 presentaciones. La otra similitud con este último es que ambos pudieron coronarse luego de aquel comienzo: cómo no recordar el Metropolitano obtenido con Diego Maradona. El que lidera la estadística es José María Silvero (1970) con nueve triunfos y una igualdad, mientras que Mario Fortunato (1946) es escolta gracias a la misma cantidad de éxitos y una caída en aquella decena inicial de encuentros.

Si bien es cierto que cada época es diferente y que incluso los rivales pueden tener otro peso, los números no dejan de expresar su contundencia. En esta oportunidad hubo un solo clásico (el 0-0 del debut frente a Independiente como local), cuatro prósperas visitas al Interior (Talleres, Central Córdoba de Santiago del Estero, Colón y Godoy Cruz -en tres de ellas marcó cuatro goles-), otras cuatro sonrisas en la Bombonera y con la valla en cero (Atlético Tucumán, nuevamente el Tomba, Gimnasia y DIM) y la única salida al exterior (1-1 con Caracas).

Si se busca la última derrota de Russo en Boca hay que remontarse al 16 de diciembre de 2007, en la final del Mundial de Clubes frente a Milan. Justamente ese fue el partido que cerró su primer ciclo, el que se desarrolló durante todo aquel año y en el que se conquistó la sexta Copa Libertadores del Xeneize. Esa en la que tanto se destacó Juan Román Riquelme, quien había llegado para jugar solamente esos seis meses y no pudo participar del certamen que se disputó en Tokio (en ese momento ya se había confirmado su arribo definitivo a partir de 2008 e incluso estuvo presente en Japón).

Otra curiosidad tiene que ver con la consagración en una competencia que ya había comenzado antes de asumir. El último antecedente había sido el de Jorge Benítez, campeón de la Copa Sudamericana 2004 como técnico interino tras la salida de Miguel Brindisi y luego confirmado en el puesto. En este caso, el antecesor fue Gustavo Alfaro: dirigió 16 de los 23 encuentros de la Superliga. Muchos recordarán el título que en 2006 dejó escapar de manera increíble el equipo de Ricardo La Volpe, sucesor de Alfo Basile cuando el Coco regresó a la Selección Argentina.

El Boca de Russo está otra vez en marcha, 12 años después. En el medio pasaron por su carrera ocho clubes y hasta dos ciclos en un mismo equipo. También el momento más difícil de su vida. Y el destino, en complicidad con Riquelme, le permitió volver. Porque las elecciones del 8 de diciembre y la confianza de Román fueron las claves para que hoy esté al frente del plantel. Ese que con solo dos refuerzos (Pol Fernández y Zambrano) y algunos retoques (Fabra, Campuzano, Villa y Tevez) ya parece haber entendido su intención en la cancha. ¿Son momentos? Son decisiones.

Fuente: tyc sports

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