Quedaron atrás en el tiempo los debates presidenciales en donde los candidatos hacía referencia a Vaca Muerta como la joya de la corona. La idea de conservar un régimen especial para cuidar las inversiones, era repetida por unos y otros. Hoy, a menos de seis meses de esos dichos, la industria petrolera enfrenta una crisis global y local, consecuencia de la pandemia del coronavirus que está haciendo no sólo que no se perforen nuevos pozos, sino que se están cerrando los pozos operativos.
La noticia la publicó el diario Río Negro y fue confirmada a este medio por diversas fuentes: YPF cierra la mitad de Loma Campana, el yacimiento más importante de la compañía privada cuyo mayor accionista es el Estado Nacional y, también, el más grande de todo Vaca Muerta.
En Loma Campana la petrolera está asociada a la estadounidense Chevrón, en donde con una inversión de más de USD 9.000 millones tenía operando más de 400 pozos que producen un promedio de 44.000 barriles diarios que, hoy, no tienen destino.
“Esto es porque no hay más lugar donde almacenar. No es una cuestión de costos, es un problema que está teniendo toda la industria que es con la caída de la demanda no se sabe donde guardar el crudo. Las refinerías están produciendo menos combustible y los lugares de almacenaje cada vez son menos, por lo que indefectiblemente lo que va a terminar pasando es que todas las otras petroleras tengan que seguir el mismo camino”, explicó a Infobae una fuente de la industria.
Fuentes del sector señalaron que lentamente el resto de las petroleras que operan en Vaca Muerta seguirán el mismo camino que YPF. “Es un problema de toda la industria, por lo que se va a ir cortando en todas las compañías porque como no hay lugar para guardarlo, la única manera es dejarlo en donde está”.
En la zona operan Vista Oil&Gas, Shell, PAE y alguna otra de menor tamaño (aunque son grandes compañías multinacionales en algunos casos, su operatoria en Vaca Muerta es de un volumen inferior respecto de la que tiene YPF).
Según explicaron desde otra de las compañías que operan en la zona y que ya definió que seguirá el mismo esquema, en algún momento se estudió la posibilidad de “contratar buques petroleros que queden en puerto para almacenar el crudo y cuando la demanda vuelva a tomar su curso normal poner ese crudo en circulación”. Pero esa idea, por el momento, está descartada por los costos.
Lo más preocupante que repiten los operadores de la industria es el cambio de paradigma respecto de la que significa parar. En general, cada vez que hacen mención a un freno en la industria petrolera, se refieren a que no se sigue explorando. Pero lo que está sucediendo ahora es que se cierran pozos. “Esto es mucho más delicado porque son pozos que estaban produciendo” explican en el sector.
En el momento en que estalló la pandemia, el gobierno, las provincias, las empresas y los gremios estaban negociando la vuelta al mercado local de un precio sostén para el barril de petróleo de producción nacional. El regreso de lo que en épocas del ex ministro de Planificación, Julio De Vido, se denominó el “barril criollo”.
La discusión es si se paga USD 42, USD 45 o USD 50 el barril cuando en el mundo ronda los 20 dólares para sostener a la industria, el empleo y los ingresos de las provincias petroleras vía las regalías. “Con los valores internacionales, con este nuevo problema en donde no se puede almacenar porque no hay espacio, con empresas que empiezan a cerrar pozos porque la cuarentena se extiende, con una demanda que va a seguir en estos valores y sin posibilidad de exportar porque hay sobre oferta de petróleo en el mundo, la discusión se volvió un poco estéril”, sentenció un petrolero que prefirió el off the record.