A más de 40 años de su último trabajo en ficción (sin contar una participación en Son Amores), Mirtha Legrand volvió a trabajar en una tira con el estreno de La Dueña, una de las grandes apuestas de Telefe para este 2012.
El primer paso por la pantalla fue exitoso: La Dueña promedió durante toda su emisión 28.7 puntos de rating.
Gran parte de esa buena performance pueden explicarse por las ganas de ver a la diva de los almuerzos en un rol que una porción del público no conoció: Mirtha como actriz.
Pero la tira tiene mucho más para ofrecer. El punto más atractivo es que calma ese espíritu voyeur de los televidentes, esas ganas de meterse en la intimidad de los famosos.
«La Chiqui» como Sofía Ponte es un pantallazo a la Mirtha que no se conoce, cómo es con su familia o con sus empleados cuando no hay cámaras.
Sofía Ponte tiene mucho de Mirtha. Por ejemplo, el marido y uno de los hijos de la principal protagonista murieron, usa el latiguillo «Mierda, carajo», tiene una relación muy cercana y de confianza con su personal doméstico, una de sus nietas estará muy cerca de un chileno y tiene una obsesión fuerte con la imagen (los empleados de Sofía Ponte no pueden tener teléfonos celulares con cámara ya que no puede circular una foto no autorizada), entre otras conexiones que se conocerán con el correr de los capítulos.
En esta visita guiada por el mundo Legrand, La Dueña jugará con el misterio de saber qué integrante de su entorno quiere ver destruída a la reina del imperio Femina (la empresa de cosméticos).
Ahí aparecen sus hijos (Raúl Taibo y Fabián Vena, Juan Gil Navarro es su hijo fallecido), su nuera (Andrea Frigerio), sus nietos (Florencia Bertotti, Brenda Gandini y Peter Lanzani) y sus empleados de confianza (Jorgelina Aruzzi y Federico D’Elía). También hay espacio para viejos enemigos. ¿Quién es el que no soporta a Sofía Ponte?
Así, tras temporadas de cuestionamientos, La Dueña mantiene a Mirtha Legrand en el centro de la escena, renovada y lejos de cualquier polémica.
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