«Sobre la droga boliviana, se sabe que apenas el 1% de la droga que sale del país va al mercado estadounidense. Bolivia es el neto abastecedor del mercado sudamericano, y otra parte va a Europa», dijo César Guedes al diario Página Siete de Bolivia.
«Bolivia es ahora un país de tránsito. Bolivia es la cabeza de playa para la droga de Colombia y Perú que va hacia el mercado sudamericano emergente», apuntó.
Según el funcionario «la mayor parte de la droga colombiana va a Estados Unidos, un 20% es para Europa y otros. De Perú la mitad va al mercado estadounidense y la otra mitad a Europa y Sudamérica».
El negocio de la cocaína mueve anualmente en los países andinos de la región (Bolivia, Colombia y Perú) unos 85.000 millones de dólares, de acuerdo a estudios del organismo internacional que ahora está preocupado porque «el narcotráfico en Bolivia está comprando las voluntades de poblaciones enteras».
Guedes saludó también el reciente acuerdo marco para normalizar las relaciones entre Bolivia y Estados Unidos y consideró, ante la negativa local de que la DEA vuelva a operar en el país que «sería bueno que se vean las nuevas propuestas que pudiera tener la DEA para trabajar en una nueva Bolivia».
Asimismo consideró que Brasil, que labra con Bolivia un acuerdo de cooperación en la lucha antidroga, «no tiene todas las capacidades técnicas de la DEA pero tiene muchas otras que serán de interés para paliar el problema entre los dos países» en una frontera común de 3.100 km permeada por el nacotráfico y la delincuencia.
Bolivia es el tercer productor mundial de cocaína, después de Colombia y Perú. Recientemente las Naciones Unidas certificaron que un programa de destrucción de plantaciones de coca, materia prima para la cocaína, permitió mantener estable el área cultivada en 31.000 hectáreas, aunque reconoció un excedente de 19.000.