Marcelo Polino: "El escándalo suma pero hay que manejarlo"

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Tiene seis trabajos, cada uno podría ser el único, pero se reparte el tiempo, la energía y el sueño para cumplir con todos. Trabajo para seis, autocrítico implacable, se define como una persona común, tranquila, sin grandes ambiciones y poco talento para planificar. Marcelo Polino, bendecido por la nube de cenizas que no dejaba volver al país a Carmen Barbieri, terminó quedándose con su puesto en el jurado del Bailando por un sueño y ese enroque le costó una amistad de muchos años.

Con las aguas un poco más calmadas, el periodista dirá que la que no quiso volver fue Carmen, que se sintió maltratado, que sigue para adelante. «Ella se tomó vacaciones, me llamó la empresa con un contrato para reemplazarla y cuando volvió la empresa decidió que terminara con mis puntuaciones, que venían siendo bajas, y cuando estaba promediando el ritmo tenía un par de conflictos abiertos con Denise, con José María Muscari, con Iripino, entonces quisieron que terminara esos episodios, que los resolviera en un par de galas más y ella ingresaba después», cuenta él, que no dice el nombre de su ex amiga y prefiere el pronombre para el relato. «Ella dijo que si no entraba enseguida no volvía más y la empresa decidió que yo siguiera».

-¿Qué interpretás de esa posición que tomó Carmen?
-No interpreto la razón de ella, pero como amigo puedo decir que se portó muy mal conmigo porque dijo que yo era un mercenario y un oportunista. La que decidió no volver fue ella. Lo que armó fue horrible. A veces algunos hechos puntuales te hacen ver que quien creías que era tu amigo no lo es.

Además de ocupar la última silla de la corte suprema de la televisión, Polino está también en el Cantando por un sueño, en su programa Ponele la firma, por América, en Radio 10 con Marcela Tauro, maneja su empresa de ropa interior masculina, escribe en la revista Paparazzi. «Mi séptimo trabajo es dar notas, entonces ando a las corridas, trato de cumplir con todos los programas donde me invitan, y también hago conducción de eventos, otras cosas que surgen por la tele”, agrega. Ya lejos del chisme y la noticia de espectáculos, Polino dice que el análisis y la entrevista es lo que más disfruta hacer como periodista. “Ya no tengo curiosidad”, declara, y asegura que estar en el programa más visto y más comentado del país es un placer que disfruta, pero que no dedica atención a lo que pasa tras bambalinas. “Me meto en mi camarín y veo a mis compañeros para hacer el programa. No participo en nada ni tengo contacto con nadie”. Los tiempos de chimentero pasaron hace mucho. “En este país se lo toma muy liviano. Hay que trabajar mucho para conseguir buenos chimentos, tener muchos contactos y es una industria”.

–¿Cómo te sentís del otro lado de las noticias?
–Soy muy tranquilo, una persona seria, no es un lugar que me interesa. Doy notas porque estoy en el programa más visto, trato de ser amable.

–¿Cuál es el camino para los artistas que quieren hacerse famosos?
–Hay que ser auténtico. Eso en la vida siempre te lleva a buen puerto. De nada te sirve disfrazarte de lo que no sos porque no dura nada. Los escándalos suman, todo suma, pero hay que saber manejarlos, hacerlo con inteligencia. No hay recetas para hacerse popular, pero sí juega un gran porcentaje la suerte también.

–¿Qué te sugiere este momento de la farándula?
–Faltan estrellas. Estamos instalados en cuatro figuras y no hay renovación de la estelaridad. Siempre hablamos de Mirtha y Susana, no sé por qué, creo que la fugacidad tiene que ver. Como dice Gasalla, en la tele sos tu último rating. Hay artistas muy talentosos, pero no están en la tele. Ahí va más el descarte, pero no sé si es un problema.

Piel de lobo

–Tu lugar en el jurado es el del implacable ¿Es un personaje?
–Soy muy autocrítico y por eso critico a los demás. Obviamente está potenciado en una situación donde estoy evaluando cosas, pero trato de ser responsable, porque de mi votación depende la continuidad de los participantes. Trato de ser, sobre todo, justo.

–¿Qué te gusta de estar en ese lugar?
–Me gusta el grupo de trabajo, además de que estar ahí te posiciona en otro lugar. Es extraño y se da pocas veces que toda la televisión está alrededor de lo que pasa en el programa de Tinelli. Es tan grande esa figura que tomó distancia de todo el resto. Todos los elencos del verano se arman también ahí y todos quieren estar.

Fuente: La Voz del Interior

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