No hubo marcha atrás. La reunión de casi dos horas entre Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta no modificó las medidas anunciadas por el gobierno nacional. Las clases presenciales estarán suspendidas durante al menos 15 días en el AMBA, entre el 19 y el 30 de abril. Y tampoco hay certezas de que regresarán en mayo, de acuerdo a las respuestas del Presidente en una conferencia de prensa que brindó en Olivos luego del cónclave.
El jefe de Estado justificó su visión: “Desde que volvieron las clases, la curva de contagios ascendió precipitadamente”.
“Todos los datos científicos dan cuenta de que el problema no ocurre en los colegios. Sí ocurre que detrás de la presencialidad de los alumnos en los colegios se genera un movimiento social que incrementa mucho la circulación ciudadana. Es justamente esa circulación la que provoca que aumente el riesgo de contagio”, introdujo.
Y avanzó: “Venimos viendo que desde el día en que las clases han vuelto la curva de contagios ascendió precipitadamente. También lo que estamos viendo es que en el área concreta de CABA el mayor incremento de casos se da entre personas de 9 a 19 años. La curva allí es exponencial”.
“Le expliqué al jefe de Gobierno que el plan nuestro es reducir durante 15 días drásticamente la circulación porque reduciendo drásticamente la circulación vamos a reducir drásticamente los contagios. De ese modo vamos a dar tiempo al sistema sanitario de la Ciudad para ir liberando camas de otras patologías y ponerlas en atención exclusiva de enfermos de covid”, agregó.
Admitió también que tuvo que enfrentar reparos en su propio equipo de gobierno, pero negó que el ministro de Educación, Nicolás Trotta, le hubiera presentado la renuncia en desacuerdo con el temperamento adoptado.
Trotta quedó muy expuesto por la decisión de la Casa Rosada. Horas antes de que se conociera la decisión de cerrar las escuelas, se había reunido con ministros de Educación de todo el país y había defendido públicamente la presencialidad porque está comprobado científicamente que las aulas son lugares seguros. Algo similar le sucedió a la ministra de Salud, Carla Vizzotti, que 12 horas antes de los anuncios del miércoles a la noche había dicho que las familias debían priorizar el traslado de los chicos a las escuelas porque era una actividad muy poco riesgosa.
A Alberto Fernández le preguntaron en dos oportunidades si estaba confirmado el regreso de las clases presenciales en mayo. En ninguna pudo dar certezas. Primero utilizó el condicional: “Si esto funciona…”. Luego intentó explicarse: “Haremos todo lo posible, confío en que lleguemos al 30 de abril y hayamos ganado el tiempo necesario para parar los contagios de coronavirus y vaciar las camas de la Ciudad de Buenos Aires”. Pero no hubo garantías.
“Esto no es un acto de altanería, tampoco de prepotencia. Tuvimos una buena charla de mucho respeto donde pudimos escucharnos con la vocación de encontrar salidas. Yo tengo la obligación de cuidar la situación del AMBA. El AMBA es hoy el foco infeccioso más claro que tiene la Argentina y el comienzo de las clases incidió en el aumento de casos de la región. Por eso la medida que tomamos”, insistió.
Durante la conferencia de prensa, Fernández apuntó contra la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, quien se manifestó en la puerta de la Quinta de Olivos contra las medidas adoptadas por el Poder Ejecutivo Nacional. También aludió a las personas que adelantaron que se rebelerán ante las políticas oficiales. “A mí, la rebelión no”, dijo.
Si bien valoró que con la reunión de esta tarde se recuperó el diálogo con la Ciudad de Buenos Aires, el Presidente dijo que Rodríguez Larreta “se equivocó” y su discurso de ayer fue “injusto e ingrato”. “Yo también tengo mi mirada sobre el modo en que se vacunó en la Ciudad de Buenos Aires, pero nada ayudaría que lo plantee”.
Rodríguez Larreta contestará esta tarde, no desde la sede de gobierno de Uspallata, sino desde el moderno Ministerio de Educación porteño, ubicado en la Villa 31.