Juan Grabois cuestionó la Tarjeta Alimentar: “Es una política estúpida, es asistencialismo puro”

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“Ni siquiera es una política alimentaria”, sentenció Grabois, asegurando que, por ejemplo, no srive para superar la malnutrición infantil grave. Y coincidió también con Emilio Pérsico en que la política del Gobierno debe apuntar a la generación de empleo.

El dirigente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Juan Grabois, se sumó así una vez más a las criticas a la gestión social del Gobierno nacional, expresó su malestar con las medidas que anunció el presidente Alberto Fernández esta semana y aseguró que “consolidar la Tarjeta Alimentar como política emblema del gobierno es un error económico, social y cultural”.

Luego de que Emilio Pérsico expusiera su malestar con la asignación de fondos para la ampliación del universo de beneficiarios de ese programa, y luego de que el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Andrés Larroque, reclamara públicamente la vuelta del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), Grabois, que ya se había manifestado contra la Tarjeta Alimentar, hizo pública su postura contra el enfoque de las políticas de ayuda social del Gobierno.

“Nadie puede estar en contra de los anuncios sociales del viernes. Teniendo en cuenta la situación dramática que vive nuestro pueblo, con niveles de pobreza y desigualdad catastróficos, que más familias tengan una tarjeta para comprar alimentos es algo”, dijo en un comunicado bajo el título “La tarjeta Alimentar no es justicia social”. “Pero vemos con tristeza cómo nuestro gobierno comete errores permanentes por una incomprensible ceguera”, señaló.

En el escrito, el dirigente social reconoció que la medida es “un consuelo ante tanta malaria” y valoró que “el gabinete económico” haya decidido “romper el chanchito” (sic) que “parecía reservado exclusivamente para Kristalina Georgieva” -en referencia a la titular del FMI, mientras en la Argentina “crece la pobreza y la desigualdad”. “El problema es que se decidió aplicar los recursos a una política que solo puedo calificar con una palabra. Es una política estúpida”, sostuvo.

“La decisión está guiada por sentimientos nobles, pero carga un enorme desconocimiento de la realidad, un temor reverencial a los formadores de opinión, una confianza infantil en los formadores de precios, una enorme desvalorización de los trabajadores, una enorme sobrevaloración de los tecnócratas y una adicción inocultable a los focus-groups”, argumentó contra la medida, a la que caracterizó como “de cuño neoliberal” porque “no consagra derechos permanentes, no crea puestos de trabajo, no genera bienes sociales durables y no promueve el desarrollo humano integral”. “Es un ejemplo de asistencialismo puro”, remarcó al tiempo que la diferenció de políticas como la Asignación Universal por Hijo.

La Tarjeta Alimentar, consideró, “es una decisión un tanto improvisada que definió un conjunto funcionarios encerrados en una oficina”, que “promueve el consumo de alimentos industrializados” y que “por su diseño activa todos los mecanismos de concentración económica”: “El dinero va derechito a manos de empresas monopólicas y actores financieros que antes de que se cuente tres van con los pesos del Estado a comprar dólares”.

Grabois -que en las últimas semanas fue oficializado como miembro del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano- remarcó además que la Tarjeta Alimentar “no es una política alimentaria” y que “no funciona para combatir las situaciones más graves de malnutrición infantil”, ni alcanza “a los grupos más vulnerados como los pueblos originarios, las comunidades campesinas y las personas en situación de calle”.

En ese sentido, Grabois postuló que la única salida contra el hambre, la pobreza y la indigencia “es el trabajo remunerado y con derechos laborales”. Para lograrlo, el Gobierno debería, en su criterio, “reconocer el trabajo” de los casi cinco millones de argentinos que trabajan en la economía popular -cartoneros, recicladores, agricultores familiares, costureros, constructores, entre otros- y “crear otros cinco millones puestos de trabajo que se requieren en actividades socialmente organizadas”.

El referente de la CTEP también mencionó el ejemplo que expuso Pérsico sobre cómo podrían haberse invertido los 360 mil millones de pesos anuales dedicados a la Tarjeta Alimentar y compartió el criterio sobre la posibilidad de estimular la construcción de viviendas junto al programa Potenciar Trabajo para proveer mano de obra. “Eso no es pan para hoy y hambre para mañana sino un bien social durable”, remarcó y volvió sobre la frase que el dirigente del Movimiento Evita utilizó para referirse al programa.

“Ahí está el futuro. Crear trabajo y poblar la patria. Planificar el desarrollo humano. Pensar con creatividad. No subestimar al pueblo. Es más difícil que poner plata en una tarjeta, pero es más justo, más inteligente y cuando lo logremos va a ser mejor para todos”, concluyó Grabois.

Hasta esta semana, la Tarjeta Alimentar era percibida por alrededor de 1,5 millones de familias. El viernes pasado, el presidente Alberto Fernández anunció -tras la quinta reunión del Consejo Federal Argentina contra el Hambre- la inclusión de todos los menores de 14 años en el beneficio.

La medida implica una inversión de 250.000 millones de pesos, un 0,7% del PBI, y un incremento de hasta el 100 por ciento del poder de compra del plástico, de la que son beneficiarios madres y padres con hijas e hijos que perciban la Asignación Universal por Hijo (AUH); mujeres embarazadas a partir de los tres meses de gestación que perciban la asignación por embarazo; y personas con discapacidad que perciban AUH.

A partir de este anuncio, la Tarjeta Alimentar alcanzará a 1,9 millones de familias, lo que representa 3,7 millones de niños y niñas. Con este refuerzo, la madre con un hijo cobrará 6 mil pesos; el bono de 9 mil pesos lo recibirán los que tengan dos niños y se incrementará a 12 mil pesos para los que tengan 3 o más hijos.

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