Matías Alé habló sobre su brote psicótico: «Sé que no tengo que caminar por la cornisa por si me caigo de vuelta»

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En un nuevo programa de “Seres Libres”, que se emite por Crónica HD todos los viernes a las 22, Matías Alé se confesó con Gastón Pauls sobre el brote piscótico que atravesó y dio detalles sobre qué lo llevaron a ese punto de quiebre.

En 2015, Matías sufrió un brote psicótico con brote místico por el cual agredió a su esposa de entonces, María del Mar Cuello Molar, y a su suegra. Eso lo llevó a internarse por 50 días en un hospital psiquiátrico y tiempo más tarde, decidió internarse nuevamente. Hoy, cuenta orgulloso que hace cinco años no sufre ningún episodio.

«Lo que me pasó me evito un mal peor, sino hubiera terminado internado estaría cuadripléjico, me hubiese dado un palo con la moto. Yo vivía muy acelerado, una locura. Siempre te dicen ‘hay que aprovechar la ola’. Yo hace 20 estoy surfeando la ola, nunca pensé que iba a llegar a este punto», comenzó diciendo en la entrevista con Pauls.

También habló de los prejuicios de la sociedad con las enfermedades mentales: «No hay que tenerle miedo a la bipolaridad, o a un ataque de presión, a la esquizofrenia. Se te desgarra el cerebro como un jugador de fútbol que se le desgarra el cuadriceps. Es lo mismo, pero nuestra enfermedad está estigmatizada, absolutamente, entonces la gente tiene miedo. La gente tiene que saber que se puede salir».

Tras aclara que su intención no es hacer apología de la locura, habló de ese momento como algo positivo: «Volverse loco es hermoso, lo decía Hemingway, ‘la locura no es para cualquiera’. Yo me volví loco, lo probé, lo experimenté, hoy sé que está ahí y que no tengo que ir caminando por la cornisa por si me caigo de vuelta. Casi cinco años por suerte no tuve ningún episodio más, pero yo estoy atento».

Luego, Matías narró con detalles cómo se sentía: «A mi me pintó como que era el hijo de dios. De repente. No como Chanito, que lidia con esto hace mil años. Lo mio fue un quiebre de un día para el otro. No lo vi venir, pero cuando entré dije guau esto es disney, estar conectado a eso, sentía que tenía wifi directo con el barba».

«Venía en otra sintonía. Pero volver al sistema, uno puede vivir una realidad con delirio místico todos los días, porque te quema la cabeza. Pero sin embargo esta realidad está buenísima», continuó.

Y con la misma metáfora, analizó: «A mí me internaron porque el wifi me manejó a mí. Ahora manejo yo el wifi. Tengo mis señales, tengo mis canciones que yo las relacionó con algo por un plano más espiritual. Si me cruzo una pluma en la calle para mí es un mensaje lindo. Ahora me paso con una empresa de correo y cada vez que un camión digo ‘vamos bien'».

«Mi psiquiatra dice que yo no tuve bipolaridad, él dice que tuve un despertar espiritual, como que se me abrió algo, no sé que todavía, no lo descubrí. No tengo apuro tampoco. Lo voy subiendo de a poquito y como que te vas enterando de lo que el cosmos tiene ganas de contarte», reveló.

Y sobre las diferencias del antes y después en su vida a partir del episodio, aseguró: «Yo venía en una ferrari a 300 por hora, no podía apreciar el paisaje, hasta que me diera contra la pared. Ahora voy a 130 en un fiat palio, tranquilo, disfrutando, voy mirando para el costado, pago el peaje, saludo».

Luego habló de cómo atravesó la internación y hasta contó que se casó con una interna: «Yo me casé en mi segundo internació dentro del manicomio, imaginate como estaba. Yo me casé con una chica y al día siguiente me separé. Me casé fantaseando en ese momento que ella me iba a ayudar a escaparme. Nos casamos y a la noche festejamos, era un delirio. Al otro día me arrepentí y le pedí el divorcio».

«Es una cosa de normal, no es que la gente está atada con un chaleco y se golpea en la cabeza. Somos personas normales que estamos transitando un tiempo para mejorar, para sanarnos y para ser mejores  de como entramos», continuó.

Luego contó que todo tuvo un saldo positivo: «Lo que yo viví y lo que yo transité lo agradezco en todo sentido. Sirvió para descubrir que tengo una familia hermosa, para reconocer que tengo amigos que son incondicionales, para sentir que trabajo en un medio y que vivo de este medio hace 20 años y el medio me perdonó, no me castigó, no me humilló y no me dejó de lado».

El cambio es rotundo en su vida y lo cuenta nuevamente haciendo un análisis sobre cómo era su vida hace unos años: «Antes no iba un casamiento, no tenía fin de semana, yo si no facturaba un día o si no tenía relaciones con una mujer diferente todos los días me sentía vacío. Hoy es todo al revés, no me pierdo en un casamiento, no me pierdo el día de la madre. Duermo solo, tranquilo, esperando que llegue la persona indicada. Estoy perceptivo, más abierto y yo sé que me queda todavía para vivir un gran amor, yo tuve varios grandes amores, pero me falta uno, que es el que me va a hacer padre».

Ante la consulta de Pauls sobre qué es un brote psicótico, Alé determinó: «Es perder el sentido de tiempo y realidad. De repente estás en una película en la que sos protagonista, actor de reparto y director. Es muy difícil para los demás darse cuenta. Para mí no existía la depresión porque siempre vivía con una pila para arriba antes de todo esto. Pero esa pila te lleva a desgarrarte el músculo».

Fuente: diario show

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