Continúa la preocupación en el municipio de Istmina, Chocó, por el aumento de niños indígenas que han muerto por un extraño virus, que se asemeja a los síntomas gripales. El resguardo Unión es el que se ha visto más perjudicado, y el llamado para atender la crisis sanitaria se ha extendido hasta las autoridades nacionales.
Este miércoles se registró la más reciente víctima mortal: una menor de 11 años identificada como Yamari, quien padeció ante las causas de esta enfermedad. “Si no hay una brigada de salud urgente, vamos a seguir derramando lágrimas de las madres”, manifestó Victor Carpio Conquista, Comisionado de Derechos Humanos para los Pueblos Indígenas de Chocó.
Desde el pasado 22 de diciembre, cuando falleció el pequeño Eder Yadan Pizario Abadía, de 4 meses, la cifra de menores fallecidos asciende a 11. Y a ello hay que sumarle, según relató el líder Carpio Conquista, que el número de contagiados no ha disminuido: “La epidemia no para. En la última semana, 108 niños han sido atendidos porque presentan esta gripa con síntomas como fiebre, vómito y diarrea”.
El panorama actual actual ha sido catalogada por los líderes indígenas como ‘grave’. La Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), denunció en las últimas horas estos hechos ante el Gobierno Nacional: “Hacemos un LLAMADO a la Superintendencia Nacional de Salud y al Ministerio de Salud para atender los casos de gripa que atraviesa las comunidades indígenas en el Baudó, Costa Pacifica, Río San Juan y Río Atrato, del departamento del Chocó, donde se ha registrado la muerte de 11 niños”.
A modo de respuesta, en la tarde este miércoles las autoridades tanto locales como nacionales se comprometieron a establecer una brigada de salud en la región con el fin de frenar las muertes de los menores. Sin embargo, en reiterados ocasiones los resguardos indígenas han expresado que las promesas vienen de hace varias semanas atrás.
<b>¿Cuál sería el origen del problema?</b>
El pasado 19 de septiembre, más de 860 indígenas tuvieron que abandonar sus territorios, pues fueron abordados por al menos 100 uniformados del Clan del Golfo. Y, de acuerdo con los informes más recientes, son al menos 980 personas, de 117 familias, que por acciones de los grupos armados ilegales están desplazadas o confinadas y las cuales corren riesgos adicionales en materia de salud por cuenta de enfermedades intestinales o respiratorias en Istmina.
“Desde que se desplazaron empezamos a exigir la atención por parte del Estado, pero eso no ha pasado. La comunidad receptora no tiene nada que ofrecerle a los compañeros desplazados y hoy vemos el desbordamiento para atender la salud y la alimentación”, apuntó Carpio sobre esta problemática social.
Una semana atrás, la Defensoría del Pueblo había hecho un acompañamiento a las comunidades en dicho municipio con el fin de verificar la situación de 205 desplazados (125 adultos y 80 niños, niñas y adolescentes). Además, confirmó que no habían sido desarrolladas jornadas de salud ni tampoco se les habían entregado insumos a las familias necesitadas.
“Desde la Defensoría reiteramos el urgente llamado para que se realicen jornadas de atención médica que permitan hacerle frente a las infecciones intestinales que atacan principalmente a los niños y niñas, así como las enfermedades respiratorias que han mermado la salud de toda la comunidad”, enfatizó el defensor Carlos Camargo ante la crítica que viven las comunidades en Istmina.
La incertidumbre por las enfermedades respiratorias también se han extendido hasta grupos indígenas como los Wounaan, en Unión Chocó y San Cristobal (Chocó). Estos han debido desplazarse a Istmina y Medio San Juan para buscar servicios médicos “Hay una virosis muy fuerte al interior de estas comunidades, pero no ha habido una atención o una presencia por parte de las entidades de salud”, manifestó Lino Memobra, líder de los Wounaan, a principios de enero.
*Con información de Colprensa
Fuente: Infobae