Xi Jinping llegó este viernes a Tayikistán con el objetivo de estrechar su vínculo con las autoridades locales y seguir expandiendo su influencia en Asia Central. Tras haber participado de la reunión de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) en Kazajistán, el mandatario aterrizó en Dusambé y mantuvo un encuentro con su homólogo, Emomali Rahmon.
Durante la reunión, el líder del Partido Comunista Chino aprovechó para destacar las buenas relaciones entre las naciones y celebró que “gracias a los esfuerzos conjuntos de ambas partes, la confianza política mutua entre los dos países se ha profundizado continuamente”. “No importa cómo cambie la situación internacional, China siempre será un amigo confiable, un socio confiable y un hermano cercano de Tayikistán”, agregó Xi en un momento en el que intenta impulsar su inversión en los países ex soviéticos, que quedaron con cierto vacío tras la guerra que Rusia lanzó en Ucrania y donde, ahora, el Kremlin se esfuerza por mantener su influencia.
Inclusive, Xi fue más enfático en sus declaraciones y prometió que su nación “continuará promoviendo inquebrantablemente la cooperación amistosa y mutuamente beneficiosa con Tayikistán, apoyará firmemente los esfuerzos por salvaguardar su independencia nacional, su soberanía y su integridad territorial (…), oponiéndose firmemente a cualquier interferencia externa en los asuntos internos, bajo cualquier pretexto”.
China prometió mantenerse firme junto a Tayikistán, luchando contra las interferencias extranjeras (REUTERS)
Antes de concluir el encuentro, el líder chino entregó a Rahmon una orden de amistad que suele extenderse a personalidades que han promovido las relaciones bilaterales.
El mensaje que Beijing llevó a Tayikistán fue muy similar al que había enviado este jueves en Astaná, donde también aprovechó la presencia de los líderes de India, Irán, Kirguistán, Uzbekistán y Pakistán, para insistir en que “debemos unirnos para resistir la interferencia extranjera, apoyaros firmemente entre nosotros, atender las preocupaciones de cada uno y controlar firmemente el futuro y el destino de nuestros países, así como la paz y el desarrollo regional en nuestras propias manos”.
En la previa de este evento, Xi también se encontró con Vladimir Putin, con quien reafirmó su amistad. “Las relaciones ruso-chinas, nuestra asociación global y nuestra cooperación estratégica están atravesando el mejor momento de su historia”, dijo el jefe del Kremlin mientras que su par pidió seguir “manteniendo la aspiración original de amistad ante la turbulenta situación internacional”. Estas declaraciones no se contradicen con sus objetivos en la región ya que, a pesar de aspirar a formar un frente común contra Occidente, Rusia y China siempre han estado enfrentados en lo que respecta a la influencia en Asia Central, por tratarse de una región rica en hidrocarburos y fundamental en el transporte comercial.
Vladimir Putin y Xi Jinping se reunieron en Kazajistán y aseguraron que “nuestras relaciones están en el mejor momento de su historia” (REUTERS)
No obstante, Xi tenía un segundo objetivo con estas visitas: la región es un bastión indispensable en su Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda, su proyecto de expansión global que, poco a poco, va llegando a países de todos los continentes, con el objetivo de consolidar su peso económico y político a nivel global.
Cerca de 145 países han adherido a este proyecto, que consta de tres vías: las dos primeras se centran en el abastecimiento, la energía, el financiamiento y el fomento de infraestructuras, y la última se centra en la expansión de la tecnología, las comunicaciones, los satélites y la red 5G, entre otras.