Aún se escucha desde lejos tu tañir,
llamando a clase y después el saludo a la bandera.
Cuántos recreos alegres y tristes despedidas,
te dejaron marcada esa herida.
Campana de escuela de campo,
aún sigues sonando colgada de un árbol.
Bajo la lluvia y el sol, aunque pase el tiempo,
a los niños seguirás llamando…»
Jorge Llugdar