El grupo yihadista liderado por Abu Bakr al Baghdadi, que considera apóstatas a los chiitas, reivindicó un doble atentado suicida que en febrero acabó con la vida de más de 70 personas en Ciudad Sadr.
La seguridad ha mejorado gradualmente en Bagdad, que sufría atentados a diario hace una década, pero los ataques contra las fuerzas de seguridad y los civiles siguen siendo frecuentes y los atentados más graves a veces llegan acompañados de ataques en represalia.
La lucha contra Estado Islámico exacerbó la violencia sectaria que sufre desde hace años Irak, principalmente entre chiitas y sunnitas. Esta violencia amenaza además con socavar los esfuerzos para derrotar a esos yihadistas que controlan amplias zonas en el norte y en el oeste del país desde 2014.
Fuente: Telam
